Tras dos funciones con entradas agotadas en el Teatro Scala de Quito, Forever Tango, el show dirigido por Luis Bravo, suma una nueva fecha este sábado. El montaje llegó a Ecuador tras una gira internacional por Europa, Chile y Estados Unidos.
“Ya tenemos 35 años de existencia desde aquel primer 23 de noviembre de 1990 en que debutamos en el Symphony Hall de San Diego”, recuerda Bravo, creador y director del show.
Desde entonces, la obra ha pasado más de una vez por Broadway “Girando por todos los continentes, cinco continentes, con dos compañías simultáneamente”, añade. A lo largo de su historia, ha contado con la participación de artistas como Diego el Cigala, India, Gilberto Santa Rosa y Luis Fonsi.
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La gira actual representa la cuarta visita de la obra a la capital ecuatoriana.
“Muchas veces, creo que es la cuarta vez que venimos aquí a Quito, que siempre nos ha acogido con muchísimo afecto. Hemos tenido una gran recepción de parte del público ecuatoriano”, afirma Bravo. En esta ocasión, se presenta con un elenco compuesto por seis parejas de bailarines, un octeto musical y un equipo técnico completo. “Cada compañía conforma entre 24 y 26 personas. Eso es lo que estamos aquí en Quito, que hemos venido aquí para Ecuador”.
El show mantiene su estructura original, pero se renueva con el paso del tiempo. “La obra es clásica en su estructura, es la misma, pero han pasado tres generaciones de bailarines y músicos. Es como en la ópera. Tenemos coreografías, músicos diferentes, arreglos diferentes, repertorios diferentes”, explica. Para Bravo, el espíritu del show se mantiene, aunque cada nueva interpretación aporta su propia identidad: “No es lo mismo porque son diferentes los actores que la interpretan”.
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Sus pensamientos cuando pisó el teatro en Quito
Bravo comenta sobre la cercanía del público con el escenario como una de las virtudes del espacio.
“Estuve hace dos días en el Scala y recomiendo a la gente que vaya a ver el show. Van a poder conmoverse con cada detalle, sobre todo de la parte de la humanidad de los bailarines. Van a poder disfrutar mucho más del show de lo que se aprecia cuando se lo ve en teatros grandes, donde el público está mucho más lejos. En este teatro van a tener a los bailarines y los músicos casi a distancia de la mano, van a poder escuchar hasta la respiración de los músicos”, señala.
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Para Bravo, el tango sigue vigente como lenguaje artístico y cultural. “Es toda una expresión cultural, de una idiosincrasia. La música y el baile son una expresión corporal de lo que es la música. No se puede decir que el tango ha muerto. En estos años existen generaciones nuevas que están bailando tango. Si uno viaja y va a Buenos Aires, las milongas están todas llenas, y de mucha gente joven. El tango siempre fue para gente joven. Nuestros grandes compositores, nuestros grandes poetas de tango, ninguno tuvo más de 40 años”.
También resalta la carga dramática de la puesta en escena. “El show es muy teatral, apunta a la emoción, al corazón. Van a ver diferentes estilos, como somos los seres humanos. Es un espectáculo extremadamente entretenido. La gente lo disfruta muchísimo, terminan de pie en todas partes del mundo donde estamos desde hace 35 años”.
Con aire de melancolía, Bravo expresa sus pensamientos acerca de las anécdotas tras tantos años de carrera en el medio teatral: “Es toda una vida y tanta gente que ha pasado, tantas anécdotas…. Son 40 familias en cada compañía. Tenemos las glorias y también los dolores que nos acompañan. Como es la vida misma. Gente que ha pasado por aquí y ya no está. Hemos perdido compañeros. Es el ejercicio de la vida”, dice finalmente.(E)