La llegada del internet revolucionó la manera en la que los humanos se relacionan, y la búsqueda del amor no es ajena a la revolución informática. Las aplicaciones de citas han dejado una marca indeleble en cómo constituimos relaciones: un poco más de ¼ de parejas en Estados Unidos reportó haberse conocido por internet, según un estudio realizado por The Knot Worldwide, una compañía presente en 16 países que maneja empresas que se dedican a servicios relacionados con la planificación de bodas.
Sin embargo, el internet no fue el primer medio que utilizaron solteros solitarios a través de la historia para encontrar el amor: el primer precedente fue la publicidad personal, la práctica temprana de promocionarse como soltero que busca pareja en los primeros periódicos modernos, comenzando en el año 1690.
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Esta práctica consistía en publicar intenciones románticas, bienes materiales y descripción de la pareja deseada en el periódico con la esperanza de que la persona correcta respondiera al anuncio. En otras palabras, una forma arcaica de publicar un perfil de Tinder o Bumble en el periódico.
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Aunque el concepto ya tenía siglos desde su concepción, la idea de encontrar relaciones amorosas por internet técnicamente no nació hasta 1965, cuando un grupo de estudiantes de pregrado de la Universidad de Harvard creó Operación Match, el primer servicio de citas por computadora. Los usuarios llenaban un formulario personal y, por un monto de $ 3, el programa de computadora ideado por los estudiantes les generaba una lista de posibles pretendientes.
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El primer sitio web de citas, Match.com, vio la luz en 1995. Desde entonces, el mercado de las aplicaciones de citas por internet se ha vuelto un gigante de la industria tecnológica: la aplicación Tinder, por ejemplo, está disponible en 190 países, tiene más de 75 millones de usuarios y registró ingresos de $ 1,7 billones en 2022.
El modelo que implementó Tinder se convirtió en un sello de la industria: la gran mayoría de las aplicaciones competidoras que le siguieron la usan. El usuario crea un perfil, donde puede añadir fotos, videos, una breve descripción de su personalidad, intereses, orientación sexual y demás.
Asimismo, el usuario puede revisar los perfiles de otras personas y rechazar (deslizar hacia la izquierda) o aceptar (deslizar hacia la derecha), denotando interés en conocer a la persona detrás del perfil seleccionado. Si la otra persona también desliza hacia la derecha, entonces se crea un match, instancia donde los dos usuarios pueden iniciar una conversación.
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Si el usuario rechaza un perfil, el algoritmo de la aplicación le seguirá mostrando perfiles sucesivos basados en las preferencias de edad, sexo y cercanía geográfica especificada. Esta es la fórmula que sigue la mayoría de las aplicaciones de esta naturaleza, con diferencias puntuales.
Las opciones de apps de citas en Ecuador no se comparan al mercado estadounidense, donde incluso existen opciones para grupos específicos, como granjeros o personas religiosas. Las opciones más populares en Ecuador son Tinder, la app de este tipo más usada a nivel mundial; Bumble, donde las mujeres tienen más poder en el proceso; y Facebook Dating, opción integrada a la famosa red social.
Tinder
Tinder se ha convertido en la aplicación de citas por excelencia. Su fórmula de deslizar hacia la izquierda o deslizar hacia la derecha se ha vuelto una estampa de la industria, y sigue siendo la app de citas más disponible en todo el mundo, con presencia en 190 países.
La aplicación está disponible para Android y iOS. Es de uso gratuito, pero a algunas funciones solo se puede acceder después de realizar pagos únicos o por pagos de suscripciones a los planes Tinder Plus o Tinder Gold, que permiten ver con qué usuarios es posible hacer match, desbloquear opciones avanzadas para filtrar los perfiles que le muestra el algoritmo al usuario y el uso de Tinder Passport, que permite ver perfiles de gente alrededor del mundo, entre otras funciones.
Bumble
Bumble maneja un concepto muy similar al de Tinder en su funcionamiento, pero resalta por una diferencia clave: cuando dos personas hacen match, solo la mujer tiene el poder de contactarse con el hombre (en relaciones homosexuales, ambos usuarios pueden iniciar la conversación).
Además, la mujer tiene 24 horas para iniciar la conversación; de lo contrario, el match expira y ya no se puede establecer contacto con la otra persona. El hombre puede hacer uso de comodines para extender la duración del tiempo de que dispone la mujer para iniciar la conversación.
Además de la función para encontrar pareja, Bumble también tiene el modo BFF, destinado a quienes buscan encontrar nuevas amistades en la aplicación.
Está disponible para los sistemas operativos Android y iOS, y cuenta con un plan de suscripción pagado que ofrece más funciones, como ver perfiles de personas en otros lugares del mundo, promocionar el perfil del usuario para que el algoritmo se lo muestre a más personas, entre otras características. También es posible pagar por estos servicios sin suscribirse al paquete completo.
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Facebook Dating
Aunque no es una aplicación por sí sola, Facebook Dating usa la extensa base de datos de usuarios ya registrados en la red social Facebook para intentar hilvanar redes románticas. El funcionamiento es idéntico a Tinder y Bumble, con la función añadida de poder buscar perfiles de personas con las que el usuario comparte membresía en determinado grupo en Facebook (se pueden ver los perfiles de las personas que estén en el mismo grupo de compraventa que el usuario, por ejemplo) y la función de añadir crushes. El usuario puede elegir un amigo en Facebook o seguidor en Instagram como una especie de amor secreto. Si la persona escogida también añade al usuario como crush, la aplicación se lo notifica a ambos y pueden iniciar una conversación.
Ciberseguridad
Conocer a un extraño en un contexto posiblemente romántico puede ser peligroso, especialmente para mujeres. Alejandro Varas, ingeniero en informática, recomienda aprender a discernir cuándo una cuenta es falsa y limitar la información personal que se comparte.
“Por ejemplo, puedes decir que eres la persona que sale en las fotos, eres fan de cierto grupo musical y que tienes ciertos intereses, pero eso no significa que debas dar tu número de cédula, datos bancarios o incluso tu nombre completo”, explica Varas.
Saber identificar una cuenta falsa o una situación peligrosa tiene matices añadidos. Varas pone el ejemplo del notorio Estafador de Tinder, quien aparentaba tener un nivel socioeconómico más alto del real para sacar provecho de las chicas que conocía mediante la aplicación de citas. Así, una persona podría usar sus fotos verdaderas, pero aparentar y decir cosas que no son ciertas, o incluso apropiarse de información de otras personas. “La delicadeza de la suplantación de identidad está en la habilidad de quien crea el perfil falso”, indica Varas.
“Tenemos que aprender a discernir. Las personas que se hacen pasar por otras en apps de citas suelen hacerlo con intenciones de obtener información o generar transacciones, persuadir al usuario de que le compren productos”, continúa Varas, quien recomienda fijarse en la calidad de las fotos de los perfiles de otros usuarios, verificar si la información que ofrece el otro usuario es consistente o no, e incluso revisar en Google Images si las fotos del otro usuario son reales o no. Si una cuenta está suplantando a una actriz, por ejemplo, realizar una búsqueda de imagen en el motor de Google mostraría el origen de la foto y la identidad real de la persona retratada. (I)