En el marco de un encuentro importante para el ámbito educativo ecuatoriano, la Universidad Internacional del Ecuador (UIDE) realizó la masterclass ‘Impacto en redes sociales y salud mental’, que estuvo a cargo de Juan Mundel, experto en comunicación estratégica y docente de Arizona State University.

Para usted, ¿cuál es la influencia del consumo de noticias en redes sociales y cómo esto puede influir en nuestra salud mental?

Las redes sociales funcionan como un agente socializador que nos enseña qué es lo que está aceptado y lo que no lo está. Entonces, más allá de quién sea el autor del mensaje, lo que ha hecho el panorama de las redes sociales es cambiar el paradigma comunicacional, donde antes los medios tenían completa hegemonía y control de la comunicación y donde no había una vía de comunicación bidireccional; es decir, entre la audiencia y el canal.

Cuando se crean las redes sociales, lo que empezamos a ver es una redistribución de la importancia de la voz de quién es el que envía una recomendación. Por ejemplo, cuando un amigo publica algo en redes sociales, nosotros lo tomamos a valor verdadero. Incluso más que algo que sale en un medio de comunicación.

Las redes sociales se convirtieron en algo prevalente que usamos todos: personas, marcas, instituciones, medios y organizaciones para comunicarse con sus audiencias.

Lo que encontramos es que cada vez hay menos diferenciación entre los mensajes orgánicos y aquellos que tienen una finalidad persuasiva. A mayor información y atención que le prestemos a estos mensajes en redes sociales, más vemos que afecta a las personas de manera negativa: ansiedad social, aislamiento, depresión, baja autoestima y una serie de comportamientos que pueden ser sumamente nocivos para la salud como anorexia, bulimia, etc.

¿Qué ventajas encuentra usted en el uso, consumo y administración de redes sociales?

Uno de ellos es la democratización del acceso a la información. Por ejemplo, la gente que vive en el área rural. Estas han acercado a las comunidades que normalmente se han visto excluidas. Una de mis investigaciones que realicé fue sobre personas que padecían trastornos alimentarios.

En la vida real contarle a alguien que uno tiene enfermedades como anorexia, bulimia, puede ser fuertemente criticado. En cambio, con las redes han encontrado un espacio seguro donde pueden conectarse con otras personas en su misma situación y hablar sobre cuáles fueron las cosas que funcionaron, cuáles son las que no y cuáles son los efectos, por ejemplo, de las recaídas.

Vemos que también las redes pueden crear espacios sumamente positivos para personas que a veces podrían no encontrar esa misma oportunidad en la vida real.

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Hablar de redes sociales hoy en día es hablar de números, estadísticas o, como muchas personas le dirían, indicadores. ¿Más likes es igual a más felicidad?

Te diría que sí, que like es equivalente a felicidad para muchas personas. ¿Y por qué es esto? Queremos esos likes como un refuerzo social de que lo que estamos haciendo no solamente es aceptado por nosotros, sino también por los otros.

Entonces, parte de lo que hace que los influencers de hoy sean tan influyentes en la comunidad son la cantidad de likes y los comentarios de la cantidad de veces que se comparten esas publicaciones. Porque al ver esos indicadores virales en las publicaciones, los usuarios asumen que eso es lo que está aceptado por la sociedad y que es el gusto del millón y que tendríamos que seguir e imitar para ser igual de populares.

Entonces, creo que las redes sociales han entendido esto. Pero no siempre debemos dejarnos llevar por ello. Por ejemplo, Instagram hizo un esfuerzo de tratar de esconder la cantidad de likes que se muestran en su plataforma.

En Ecuador hay 13,3 millones de usuarios de redes sociales; es decir, el 73,5 % de la población nacional. ¿Qué opina de aquellos que, por el contrario, no usan redes sociales?

Hoy en día estamos viendo que cada vez hay menos gente que quiere estar en las redes sociales. Quizás por comportamientos como la envidia, la falta de consecución de objetivos, sino también por el sesgo de positividad que existe en las redes sociales, que es su lado más negativo. Entonces, cuando uno está deprimido, cuando uno no se ve bien, cuando las cosas están saliendo mal, normalmente uno no comparte esa reciprocidad.

Entonces, creo que hay muchas personas que hoy entienden que hay una ficción armada en las redes, también mucha toxicidad y mucha desinformación. Por ejemplo, en las elecciones presidenciales tanto en Estados Unidos como en Argentina, hay tanta cantidad de información que uno ya no sabe qué es verdad y qué no.

Lamentablemente, lo que vemos también en las redes es que no se democratizó el acceso a la información correctamente. Hay más opiniones expresadas también en los medios. Entonces, uno tiene que filtrar aún más que su opinión.

¿Cómo han mutado y evolucionado las habilidades y estrategias en entornos digitales que han hecho que cada vez más personas tengan acceso a este tipo de ecosistemas?

Hay varias cosas que hemos aprendido en redes sociales. La primera es que hemos avanzado mucho en nuestra capacidad de procesar información que antes era limitada. Es decir, la gente pasa menos tiempo en sitios largos. Por ejemplo, una noticia larga tiende a ser menos atractiva porque la gente no tiene la capacidad de concentración de tiempo, sí tenemos la capacidad de agarrar los titulares y de procesar cierta información como para poder obtener la esencia del mensaje muchísimo más rápido.

Además de eso, también hemos visto que la gente está utilizando las redes sociales para poder expandir su visión de mundo y de ver cuáles son las nuevas alternativas que pueden ser oportunidades para las nuevas generaciones.

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¿Qué consejo le daría usted a las personas y a los internautas para utilizar sabiamente las redes sociales?

Lo primero y principal, que consideren que en toda comunicación la intención es que podamos obtener una respuesta de la audiencia. Entonces, lo que invitaría a los internautas es a ser conscientes de estos procesos, de no tomar la información como información verídica automáticamente y de verificar también si lo que ellos están respondiendo es algo verdadero o si es algo que está planteado por un agente externo, que tal vez tenga una intención secundaria para pensar bien qué tipo de mensajes tienen.

¿Qué considera que deberían hacer los medios de comunicación como actores principales o secundarios para influir en un comportamiento adecuado de sus consumidores?

Bueno, creo que desde el punto de vista de la responsabilidad social corporativa, todos tenemos una oportunidad de enseñarle a la audiencia cómo utilizar los medios de manera más saludable. Por ejemplo, poder señalar a la gente qué tipo de información puede ser información verídica.

En general, darle herramientas a la gente para entender cómo funcionan los medios de comunicación; que estos tienen un objetivo comercial también, de que hay objetivos a cumplir y de que cuando nosotros ponemos algo para la audiencia, tenemos alcances y objetivos prioritarios. (E)