El firmamento musical está lleno de estrellas, con distintos orígenes, sonidos, letras, propuestas. Sin embargo, cuando se tiene la oportunidad de conocer a una verdadera de cerca, su luz no te enceguece, te envuelve, te atrapa y te cautiva. Así es como se puede describir, la experiencia de estar cerca del cantante español Pablo Alborán, sentir la calidez de su abrazo y su mirada, -cuando arribó a Guayaquil, la noche del lunes 27- y luego de escucharlo y tararearlo a través de Spotify o YouTube, ser testigo de su entrega en el escenario y del genuino cariño con el que se rinde ante sus seguidores.