José Antonio Mora Burneo es un cantautor, artista plástico, gestor cultural, profesor de canto y productor de 34 años que cree mucho en el talento de los ecuatorianos, en especial los de su natal Loja. Desde allí trabaja en una productora audiovisual artística y en el Fondo Permanente de Difusión de Creaciones Musicales Tulio Bustos Cordero (de la Casa de la Cultura del Ecuador), el cual tiene el propósito de impulsar a solistas y bandas de lojanos, gracias a incentivos de todo tipo en esa provincia.
Él también es un artista versátil, con dos proyectos musicales: como solista y el dúo Rojo Siete, en compañía de su hermano Roberto Santiago, también músico.
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Sin duda, la combinación de estas facetas le permite desarrollarse en estas y otras actividades culturales a su haber, con gran dominio. Más aún cuando le suma a estos oficios su célebre experiencia como exparticipante del reality de talentos La Academia (TV Azteca), que cursó en en el 2011, durante su novena temporada. Al momento, el concurso transita por su decimotercera entrega, con la segunda representación para Ecuador; en esta ocasión, a cargo de dos promesas del canto: Kléber Zhunio (27 años) y Mar Rendón (19 años). Es retransmitido por Ecuavisa.
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De Ecuador a México, una travesía musical
Para José Antonio todo comenzó cuando era estudiante de la licenciatura en Arte y Diseño. “Al mismo tiempo me gustaba cantar, entonces empecé a presentarme en un bar que era muy conocido acá”. Con el tiempo fue dedicándole más energía y con ello algunas oportunidades surgieron. La primera fue en el 2009, cuando accedió a su primer concurso televisivo, Latin American Idol, donde otro ecuatoriano, Luis Fernando Lara, se consagró con el quinto lugar de la competencia.
Aunque Mora alcanzó la segunda etapa de esas audiciones, su camino en la música ya había empezado a tomar forma. Después de un disco debut de música cristiana, preparó el segundo con Pablo Estrella, de Cruks en Karnak. Dos años después llegó la segunda oportunidad, esta vez desde el país del mariachi.
“En ese tiempo no era muy conocida La Academia en Ecuador, porque nunca hubo un ecuatoriano en ese concurso, a pesar de que ya para entonces el programa cumplía diez años”. De hecho, la edición 2022 del torneo se llama La Academia 20 años. “Yo lo conocía porque siempre veía programas de talentos. Cuando me enteré del casting, que era virtual donde no había una sede de este programa, me animé a participar gracias a que había estado trabajando en mi proyecto musical en Quito y tenía mi pequeño club de apoyo, mis fans, quienes fueron un soporte importante para mí en las redes sociales”.
José Antonio se posicionó en el número 20 en dicha competición, disputada por 41 concursantes en total, provenientes de diferentes países, siendo el grueso de ellos mexicanos. Hasta ahora, los triunfadores han sido de esa nacionalidad.
“Mi vida cambió totalmente. La experiencia fue enriquecedora, más allá de la fama”, aclara el músico. Por supuesto José Antonio saboreó la popularidad creciente mientras ocurría cada gala los fines de semana, tal como es la dinámica del juego. “Aprendí que la fama es efímera, sobre todo en este tipo de eventos. Mientras estás en ellos hay un boom por tu nombre, pero luego vienen las siguientes ediciones y simplemente se va esfumando. Hay que tener madurez para aceptarlo”.
Aun así, esas vivencias no tienen parangón. “Como es un programa integral, me enseñaron de todo, desde vestuario y desenvolvimiento escénico”. Recuerda que, al igual que ahora, en su época estaban los jueces Lolita Cortés y Arturo López Gavito, quienes no solo probaron sus nuevos conocimientos, sino sus destrezas hasta para interpretar regional mexicano, un reto bienvenido.
Nuevos proyectos en Ecuador
Tras su intervención, Mora decidió probar su talento por su cuenta en el D. F., donde vivió aproximadamente tres años. “Hice dos giras nacionales junto con algunos compañeros de La Academia, también aproveché para lanzar mi material allá”. Por asuntos personales, regresó a Ecuador.
Una vez en el país que lo vio nacer, amasó sus nuevas habilidades y vivencias para armar su agencia y un taller de canto. A continuación completó una maestría en Gestión Cultural de la universidad española Carlos III, fue locutor radial, se convirtió en esposo, más tarde en padre, dirigió la edición OFF del Festival Artes Vivas Loja y una charla TED (TEDxUTPL) y más. Regresó a los escenarios y también enseña a otros a cantar igual o mejor que él (incluyendo un programa de formación integral para cantantes en la plataforma Udemy). “Acá hay muchísimo talento, pero no están siendo aprovechados como se debería y bueno, eso es algo que ojalá irá cambiando con los próximos años”, reflexiona.
La última década vivida de José Antonio parece de película. Pero todo se lo ha tomado con un grano de modestia. Ni siquiera él hizo este contacto, sino que su historia nos llegó por otro artista. “Estas experiencias me ayudaron a asentar los pies sobre la tierra y entender que la industria musical es dura si no tienes un equipo de trabajo con el que puedas salir adelante. Yo vi en México cientos de artistas con un perfil como el mío, pero muy pocos llegaron lejos”.
Además, después de sus “15 minutos de fama” reconoce que con su carrera artística busca algo más. “Seguir desarrollándome como un artista, seguir creando. Me encanta componer. Tengo cinco discos que he grabado en diferentes géneros en diferentes proyectos y sigo trabajando”. Es más, José Antonio cumplió esta entrevista en la mañana de uno de sus conciertos. Los shows también son parte de su vida.
Por eso, con la seguridad del caso, Antonio les aconseja a los jóvenes artistas que nos representan en el país norteño. “Sean genuinos. Cuando uno está en este tipo de programas hay mucha presión porque como es televisivo también busca competir en rating. A veces eso te empuja a que hagas cosas que tal vez no van con tu personalidad. No se dejen apañar por la presión, porque tienen mucho talento y no se olviden de dónde vienen”.