Por Carlos Fernández León para EL UNIVERSO
Antes del concierto acústico que brindó en el Instituto Paradox (Circunvalación Sur 219C y Todos los Santos) el sábado 17 de septiembre, Andrea Echeverri, lideresa de la banda colombiana Aterciopelados, respondió una serie de preguntas planteadas por medios de comunicación sobre diversos temas, especialmente sobre la lucha feminista contemporánea, la cual, manifiesta, en su ámbito personal, es un proceso que lleva más de 30 años, es decir, desde el inicio de su carrera.
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“Yo estoy en esas desde Cosita seria (tema del álbum La pipa de la paz, de 1997, en el que habla sobre los acosos verbales sufridos en la calle). Es como imaginarnos un lugar femenino diferente al que nos venden”, comenta la cantautora al consultarse sobre la lucha feminista desde el ámbito musical.
“Yo pertenezco al (feminismo) radical, según mi hija. Es como ser mujer en un mundo musical machista… y que las canciones sean una excusa para que esto suceda me parece lindo y en eso estamos… porque los cambios son lentos y necesitamos nuevas estéticas”, asegura la colombiana.
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“Yo llevo en este proceso como 30 años. En este momento hay una irrupción como el #MeToo, pero tiene que ver con un proceso larguísimo, desde las sufragistas, pero en este momento están pasando cosas a gran velocidad. Las mujeres se sienten con el permiso y el poder de decir las cosas que antes no. Está interesante el momento”, refiere acerca del empoderamiento femenino que se vive actualmente a nivel cultural en todas sus expresiones.
En paralelo a lo musical, Echeverri es ceramista y justamente esta profesión fue la que utilizó para montar la exposición Ovarios calvarios, muestra en la cual combina propuestas escultóricas con canciones como Ovarios, No se viola y Plañidera, a las cuales denomina como “un canto de sororidad por las víctimas de violencia sexual de Colombia y del mundo”. “Nunca me ha pasado (una violación), pero todas las mujeres hemos tenido miedos, eventos de abuso, de que se propasan y yo tengo una hija”, a quien no le gustaría que le suceda algo así, porque es algo a lo que la sociedad lo ve de una manera superficial desde siempre.
“A mí me ha pasado que a Atercios (Aterciopelados) no le dan nada, porque piensan que uno es Shakira”, dice la colombiana cuando se le pregunta sobre si existe el suficiente apoyo a la cultura en Latinoamérica, agregando que, en varias ocasiones, como en su último tour por Europa, a grupos como el suyo se les ha pagado menos que a otros, por lo que no alcanzan a cubrir costos de viaje de todos los miembros de su banda.
Subraya, además, junto a quienes la acompañan en la mesa de esta rueda de prensa, que existen propuestas importantes en Colombia, como Rock al Parque y distintos fondos de apoyo a propuestas culturales; sin embargo, “hay como gente experta en ganarse esas becas… y se vuelve como una rosca”, por lo que, sugiere, que para contrarrestar esto se debería impulsar la música desde la academia, incluyendo esta materia en el pénsum académico de todos los países.
Sobre las tendencias musicales basadas en lo que dicen las redes sociales, Echeverri admite estar ‘en un lugar extraño’. “Uno sabe que hay unos que están mucho más abajo que uno y que para estar mucho más arriba hay que hacer una cantidad de cosas que yo no estoy dispuesta a hacer y nunca las he hecho”; asegurando que por más que existan ciertas tendencias, ella va a seguir componiendo a su estilo “antidiva”. “No somos un pedazo de carne”, concluye la vocalista de Aterciopelados.