“¿La gasolina?, imagínate, 50 años luchando con ella, ¡ya no quiero ni olerla!”, dice Sixto González, mostrando su reluciente cuatriciclo eléctrico azul con el que se traslada a unos 40 kilómetros por hora por La Habana, donde el combustible escasea y el transporte público es un suplicio.