“En un mundo distópico donde las redes sociales son la comida chatarra de las neuronas (...) existen aún individuos con emociones e ideales...”, se lee como premisa del libro Crónicas análogo-digitales, firmado bajo el seudónimo de Ramón Madruga, que en realidad pertenece al autor Max Vélez Ocampo.
Se trata de una obra que surge a partir de una serie de interrogantes que se ha planteado durante mucho tiempo. “Fue la respuesta que he tenido en base a ciertas preguntas que me he estado haciendo durante mucho tiempo, en base a todo lo que ha estado ocurriendo durante los últimos años (...). La tecnología nos ha dado ventajas, pero también nos ha dado desventajas que de cierta forma han sido provocadas o deliberadas”, dice.
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En su novela de ficción plantea un mundo futurista donde las mujeres tienen el absoluto control, al igual que las tecnologías sobre los humanos. “En la obra, el protagonista se siente solo en un mundo distópico, en el que él no puede explotar sus emociones como debe; él es un idealista total, no lo dejan leer ningún libro. Hay algunas protagonistas que van haciendo que esta persona se dé cuenta de cómo las mujeres están tomando más poder. De hecho, hay un personaje en el libro que termina tomando el poder para mal; lamentablemente, esta persona termina corrompiéndose y haciendo daño a los hombres, los humilla, los termina tomando como una especie de esclavos...”, describe sobre esta obra, que le tomó alrededor de tres años teminarla.
El autor dice que busca reflexionar sobre la hegemonía del poder, el universo de las redes sociales, la misantropía (aversión hacia la especie humana) y el hembrismo. “Tal vez el poder femenino, el empoderamiento que tienen actualmente, se puede ir de las manos”, opina el autor.
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“Es mi visión muy particular de saber qué es lo que podría estar pasando si no llegamos a consensos entre esta cuestión que está tan de moda, como es la igualdad de género”, añade.
En su historia presenta a personajes que se cuestionan la “seudonormalidad en la que están viviendo”, como Inti, Nex, Kallpa, Devian, el doctor Laporta, la doctora Perséfone Vangelis, Gianna y Parnaso. “En mi libro estoy escribiendo sobre hombres que en algún momento cedieron demasiado, o donde nunca hubo un consenso y las mujeres terminaron tomando el control por completo (...); y todas las frustraciones que tenían terminaron pasándole factura al hombre, porque piensan: ‘El hombre me oprimió; ahora nosotras vamos a oprimirlos a ellos’. (...) Quizás exagero en muchas cosas, pero es una oportunidad para poder reflexionar acerca de lo que podría estar pasando en unas cuantas décadas”, sustenta.
Señala que no es un libro en contra de todo lo que ha conseguido la mujer —a través de su incansable lucha— a lo largo de los últimos años. “Quiero ser muy claro: las mujeres y los hombres somos muy importantes, y tienen que complementarse en lo que cada uno se desarrolla bien. Yo considero, por ejemplo, que las mujeres tienen una extraordinaria capacidad de hacer muchas cosas al mismo tiempo, pero los hombres no. Yo creo que, si ambos llegan a consensos adecuados, juntos podemos hacer un mundo mucho mejor, sin necesidad de irnos a extremos”, considera.
Otro de los escenarios desarrollados en su trama es que los personajes tienen que revisar el celular cada cinco minutos por orden del “gran poder”, y hacer un movimiento o bailar. “Esto lo escribí hace tres años; no sé si fue algo profético, porque todavía no salía TikTok cuando escribí eso”, dice el autor, que asegura que no usa redes sociales.
Además presenta a un escuadrón que verifica que toda la humanidad obligatoriamente esté feliz, aunque ni siquiera lo sienta. Entre las influencias que inspiraron a su novela cita 1984, de George Orwell, y Un mundo feliz, de Aldous Huxley.
La edición digital de Crónicas análogo-digitales se lanzó en septiembre de 2020 en la FIL Guayaquil. De momento se encuentra disponible en las plataformas de Amazon y Apple Books . Este año tiene prevista su edición en físico. (I)