Mientras el rey Carlos III y su esposa, la reina Camila, asistían a una misa privada sin la presencia de los hijos del soberano, el príncipe y la princesa de Gales, Guillermo y Catalina, dejaron un tributo floral de rosas blancas frente a una fotografía de la reina Isabel II en la catedral de Saint David, en Gales.
La pareja guardó algunos minutos de reflexión en silencio, y al salir hablaron con el público que los esperó hasta el final del servicio religioso, uno de los muchos que marcan el primer aniversario de la muerte de la reina Isabel II y la ascensión de Carlos III al trono.
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Después de la ceremonia, ellos dieron una recepción a la que invitaron a diversas personalidades: deportistas, funcionarios y ciudadanos comunes, como Gareth Davies, el sobreviviente de la catástrofe de Aberfan, el colapso de una mina de carbón en una comunidad galesa en 1966 que dejó 144 muertos.
“Hoy recordamos la extraordinaria vida y el legado de la difunta reina, Su Majestad Isabel. Todos te extrañamos. W y C”, escribieron los esposos, conocidos por los ingleses como William y Kate, en sus redes sociales.
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La princesa dialogó con la gente y mencionó que todos los ciudadanos tienen maravillosos recuerdos de ella. “Tenemos que guardarlos y apreciarlos”.
Para acompañar sus sentimientos, William y Kate eligieron un retrato de la reina en un traje azul, otro en el balcón con ellos y sus hijos, Jorge, Carlota y Luis, y una más de Isabel II rodeada de sus nietos.
En el interior del templo, además de las flores, se había colocado un retrato de la reina. Los príncipes de Gales, así como el hermano menor de Guillermo, el príncipe Enrique, no asistieron al homenaje que dieron el rey Carlos II y Camila, evento en el que sí estuvieron los sobrinos nietos de la reina, Samuel y Arthur Chatto, hijos de Lady Sarah y Daniel Chatto, y el personal de Balmoral, la amada casa escocesa de la reina, donde ella murió. (I)