Lo que para cualquier plebeya parecería un cuento de hadas, para esta exactriz de Hollywood resultó ser, un dolor de cabeza. Y es que, en contra de todo pronóstico, Meghan Markle logró tener un sitio en la familia real británica, aunque el año pasado, ella y su esposo, el príncipe Enrique tomaron la decisión de abandonar Reino Unido en busca de una vida familiar normal y lejos de las cámaras.