La coronación del rey Carlos III, el próximo 6 de mayo en la Abadía de Westminster, es el evento más esperado de la monarquía británica desde que el primogénito de la fallecida reina Isabel asumió el cargo de rey el año pasado.

Aunque la ceremonia no es necesaria para que el rey asuma su posición, sí es una tradición simbólica y religiosa que lleva celebrándose desde hace cientos de años. La propia reina Isabel tuvo una coronación que duró tres horas y fue televisada. Ahora su hijo pasará por los mismos rituales que ella, aunque su ceremonia durará como máximo una hora y será mucho menos lujosa y cara.

Uno de los rituales de la coronación es el uso de un aceite de oliva, originario del Monte de los Olivos, en el Monasterio de María Magdalena, donde también está enterrada la abuela del Rey, la princesa Alicia. Según el Palacio de Buckingham, esta es una de las partes más sagradas de la ceremonia y se basa en una receta de siglos.

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El aceite, consagrado en el Santo Sepulcro de Jerusalén, será ungido en el rey Carlos III. Primero se vierte esta sustancia en la Cuchara de Coronación y luego se la aplica en su cabeza, manos y pecho.

Según Teófilo III, el Patriarca ortodoxo griego de Jerusalén que consagró el aceite, “esta es una señal de la conexión y el vínculo de la familia real del Reino Unido, y más específicamente de su majestad, el rey Carlos, con la Tierra Santa, y por supuesto la ciudad santa de Jerusalén, y más específicamente con la parte misma de la Tierra que ha sido santificada y bendecida por la sangre redentora y nuestro señor Jesucristo”.

Debido a la naturaleza sagrada del ritual, las cámaras no tuvieron permiso de grabar la unción del aceite en la reina Isabel. Tampoco se sabe si el rey Carlos III permitirá grabarlo en su coronación. (I)