El actor, director, productor y escritor estadounidense Stanley Tucci (Camino a la perdición, La terminal, El diablo viste a la moda, Cita a ciegas, Desde mi cielo, Los juegos del hambre, Spotlight, Cónclave) confesó en el pódcast del también intérprete David Tennant que hay días en los que no tiene fuerzas para hacer absolutamente nada.
Esto como efecto secundario del tratamiento para el cáncer que tuvo que afrontar desde 2017, cuando fue diagnosticado con un tumor maligno en la base de la lengua.
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La radiación y la quimioterapia lo ayudaron a estar, en la actualidad, en remisión. Pero también le han dejado huellas duraderas. Su glándula tiroides dejó de ser funcional, y eso afectó sus niveles de energía. Lo notó mientras grababa su serie de comida y viajes Searching for Italy.
“Llegaba cansado al medio día, completamente exhausto a la una de la tarde. ”Algo estaba mal conmigo. Me hice un examen de sangre, y mi tiroides había dejado de actuar".
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La tiroides es una glándula endocrina pequeña y en forma de mariposa, situada en la parte frontal del cuello, que fabrica y libera ciertas hormonas. Su principal función es controlar el metabolismo.
Tucci creyó que tenía estrés, pero los doctores le explicaron que sus niveles de colesterol estaban demasiado altos, e hicieorn la conexión.
“Lo que pasó es que la radiación que tuve hace seis o siete años quemó mi tiroides”. Esto puede suceder, le explicó el oncólogo.
Tucci dice que al menos siente alivio de saber que no es una nueva enfermedad apareciendo. Ahora toma una hormona tiroidea sintética en píldoras y se hace exámenes de laboratorio para saber cómo regular el problema.
Su salud no ha vuelto a ser lo que era. “Aún me canso. No me puedo pensar, no me puedo mover. Tomar la píldora me hizo una gran diferencia”.
El Caesar Flickerman de Los juegos del hambre reveló su diagnóstico en 2021, en su libro Gusto: Mi vida a través de la comida. Allí contó su día a día con la radiación, la pérdida de apetito y del gusto, el desarrollo del vértigo y de úlceras en la boca. Lo que más temía era no poder saborear nada otra vez.
“Si no puedes comer y disfrutar la comida, ¿cómo vas a encontrar alegría en todo lo demás?“, concluyó. (E)