Yuliana Ortiz, escritora esmeraldeña, busca visibilizar la importancia de los aportes a la literatura ecuatoriana de la cultura afrodescendiente mediante el ‘Mentidero de lectura’, espacio donde se leen autores afrodescendientes de Latinoamérica y se mantiene viva la tradición oral.

El mentidero o metidero, como le dicen en el norte de Esmeraldas, es un espacio donde las personas se reúnen a contar historias. En esta actividad “se traspasa la memoria oral de los abuelos y las abuelas hacia las nuevas generaciones”, explica Ortiz.

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Ortiz lidera las actividades del ‘Mentidero’ cada semana: los martes de 14:00 a 17:00 en la terraza de la Biblioteca de las Artes y los jueves en los centros culturales de la isla Trinitaria. La actividad es impulsada a partir del vicerrectorado de la Universidad de las Artes, organismo donde trabaja Ortiz, y por la Escuela de Literatura de la misma institución.

El objetivo, más allá de reunirse a discutir sobre obras y compartir relatos, es fortalecer las narrativas de comunidades que han sufrido “silenciamientos históricos”, a propósito del último año del decenio afrodescendiente, declarado por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en 2013.

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“Los silenciamientos históricos hacen pensar que lo que nos tienen que contar los mayores y mayoras de otras comunidades que no pertenecen a los relatos oficiales de un Estado o nación son mentira”, expone Ortiz. “Frente a la idea de una nación o Estado único, hay estas otras historias creciendo y dividiéndose constantemente”.

A pesar de ser una actividad que nace de la academia, el ‘Mentidero’ no busca ser un espacio academicista. “Hablamos mucho de nuestras memorias rurales, de las historias que nos contaron en nuestros pueblos, de la tataratatarabuela afrodescendiente de la que nadie habla”, expresa Ortiz.

En Esmeraldas, dice, el aporte cultural de los afrodescendientes es mucho más reconocido que en otras partes del país. Contrastan las actitudes referentes a la identidad afrodescendiente con las presentes en Guayaquil: “En Guayaquil las personas tienen un poco más de dificultades en reconocer las raíces afrodescendientes por el contexto sociopolítico. Nadie quiere ser afrodescendiente en Guayaquil”, subraya Ortiz.

Parte de ese contexto sociopolítico histórico, indica Ortiz, tiene que ver con que Guayaquil alguna vez fue el “puerto negrero más importante de América”. La mayoría de personas que llegaron al país en condición de esclavizadas lo hicieron a través del Puerto Principal, dice, y eso ha calado en la actitud vigente de que “los cuerpos afrodescendientes solo pueden servir para servir”.

La importancia de actividades como el ‘Mentidero’ también radican en lo que Ortiz señala como una “ausencia tenaz” de personas afrodescendientes en espacios académicos ecuatorianos. Visibilizar la contribución afrodescendiente a la cultura y a la filosofía también es importante, sigue, porque “las comunidades afrodescendientes están siempre en las periferias, lo cual es un vestigio de la colonialidad”.

Otra de las motivaciones para la realización del ‘Mentidero’ fue el reporte de la ONU sobre la situación de los afrodescendientes en Ecuador. Una delegación de expertos visitó Ecuador en diciembre de 2019 y presentó sus hallazgos en 2020. “Las personas están enfrentando dificultades para acceder a la justicia, seguridad, tierra, agua limpia, educación, atención de salud, vivienda y a oportunidades económicas”, dijo Ahmed Reid, presidente del Grupo de Trabajo de la ONU sobre afrodescendientes.

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La ONU realizó una serie de recomendaciones al Gobierno ecuatoriano, como intensificar campañas contra la discriminación racial, reconocer la contribución cultural de los afrodescendientes, aplicar currículos de etnoeducación en la malla educativa nacional y asegurar el acceso de las comunidades afrodescendientes a “la justicia, la seguridad, la tierra, el agua potable y la atención médica”.

Para Ortiz, el Estado no ha cumplido con estas recomendaciones, por lo cual se ha dispuesto a basarse en los informes que dejó la ONU para plantear actividades como el ‘Mentidero de lectura’.

Como parte de la curaduría de textos y autores para las actividades de análisis y discusión, Ortiz eligió textos de autores de países como Brasil, Cuba, Angola, además de Ecuador y otras partes del mundo, donde se ha asentado la diáspora africana. En algunos de estos países, señala Ortiz, se reconoce mucho más a los autores afrodescendientes. (I)