Los teatros de Guayaquil han operado la mayor parte del año con un aforo permitido del 50 %, en espacios cerrados, mientras que en exteriores fue del 75 % (aunque a partir de esa semana esta segunda cifra bajó al 50 % para controlar el contagio de la variante Ómicron), lo cual ha significado un respiro para las artes escénicas después de los meses más difíciles de la pandemia.