El aire fresco, el cantar de los pájaros y la sombra de los árboles se convierten en inspiración en cada pincelada dibujada sobre el lienzo blanco; personas en busca de experiencias nuevas lucen sus mandiles y se sienten “artistas por un día”, bajo la guía de una maestra que enseña realizar un atardecer entre montañas. Un vinito y unos bocaditos son la compañía perfecta en este momento, que tiene como escenario a Cerro Blanco. Esta es la experiencia inmersiva que hace vivir Paint & Wine, una propuesta de arte y cultura que ofrece sesiones de pintura al público en general.