“La cultura para el Gobierno nunca fue importante”, señala sin tregua Larissa Marangoni, artista multidisciplinaria que señala que toda administración cultural debe tener un propósito. “En la gestión de Lenín no hubo ningún propósito, su actuar era solo para satisfacer a los amigos con concursos, con proyectos, con cosas que no tenían ningún sentido y ningún impacto”, añade.