La Unesco ha recibido, según su web oficial, 57 propuestas para ingresar a la lista de Patrimonio Cultural Inmaterial de este año, y el proceso de revisión se extenderá hasta este sábado 9 de diciembre. Dos candidatos ya han sido seleccionados, Paraguay y Turquía, con el poncho para’í de 60 listas y la técnica de cultivo de olivares, respectivamente. El comité está reunido en Kasane, Botsuana.

Otras docenas de aspirantes están en expectativa. Por ejemplo, Cuba y México, que desean protección para el género musical del bolero, Italia, que busca lo mismo para su ópera, y con ellas esperan Bangladés y su arte del rickshaw o carroza ligera de dos ruedas, tirada por humanos, así como Perú, con el cebiche. También están los tejidos para taparrabos de Costa de Marfil.

Un conductor de carrozas come durante el confinamiento por COVID-19 en Bangladés, en 2021. Foto: AFP

La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura escogió el poncho paraguayo de 60 listas para otorgar medidas urgentes de salvaguardia, a menos que la tradición desaparezca. Familias enteras se dedican al tejido, especialmente en la ciudad sureña de Piribebuy. Recibió ese nombre en recuerdo de los sesenta soldados que participaron en la Guerra contra la Triple Alianza (1864-1870), en la que Brasil, Uruguay y Argentina lucharon contra Paraguay. Los patriotas fueron enterrados en una fosa común con ponchos blanquinegros en Piribebuy.

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Unesco alerta de que los ataques contra periodistas crecen durante las elecciones: 759 incidentes se han documentado entre el 2019 y el 2022

Turquía este año alcanzó los 26 elementos en la lista del patrimonio inmaterial, con sus olivares, cuyo cultivo en sí no está amenazado (es uno de los cinco mayores exportadores de aceite de oliva del mundo), sino la técnica ancestral, que ha sido reemplazada por métodos industriales.

Otros íconos latinoamericanos siguen en la lucha, como la fiesta de Ch’utillos de la ciudad boliviana de Potosí, el festival de la tortuga marina de Armila en Panamá o la tradición de los Bandos y Parrandas de los Santos Inocentes en la Caucagua, Venezuela.

El pescador peruano César Melgarejo prepara un ceviche de lisa para él y sus colegas en la Bahía de Lima, el pasado 1 de diciembre. Foto: AFP

Y Colombia, en candidatura conjunta con Chipre, Alemania, Kirguistán, Luxemburgo, Nigeria, Eslovenia y Togo, quiere el reconocimiento de las habilidades y las prácticas de las comadronas que ayudan a las mujeres antes, durante y después del parto.

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Del otro lado del mundo, Azerbaiyán, Irán, Uzbekistán y Turquía quieren inscribir la tradición del iftar, la comida nocturna con la que se rompe el ayuno durante el mes musulmán del ramadán.

De las 676 tradiciones reconocidas en esta lista, algunas son muy conocidas como la pizza napolitana (2017), el tango rioplatense (2009), la capoeira brasileña (2014) o el flamenco español (2010), que son muy populares. Pero hay otros que literalmente han sido librados de la extinción, como el “noken”, una bolsa tradicional confeccionada por los papúes de Indonesia a partir de plantas y hojas trenzadas que, tras ser inscrita en 2012, experimentó un crecimiento del número de fabricantes.

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El sirio Mohamed al-Hallak trabaja en su taller de figuras de vidrio, en Damasco, el 26 de agosto de 2020. Foto: AFP

Lo mismo ocurrió con el “mapoyo”, la narración oral de padres a hijos en una etnia de Venezuela, reforzada a partir de su reconocimiento en 2014.

Por parte de Ecuador han sido registrados como patrimonio inmaterial las manifestaciones culturales del pueblo zápara (2008), el tejido artesanal de los sombreros de paja toquilla (2012), la música de marimba, cantos y bailes tradicionales de Esmeraldas y la región colombiana del Pacífico sur (2015) y el último fue el pasillo, en 2021. (I)