El mito de Prometeo, en la versión del antiguo dramaturgo griego Esquilo, cuenta cómo el titán no sólo llevó el fuego a los humanos sino les reveló técnicas de agricultura y arquitectura para beneficiarse de la luz del Sol que les permitieron dejar atrás una existencia primitiva, nómada y subterránea y progresar a una sociedad que garantizaba la seguridad de sus vidas y la integridad de su hábitat.