Con ocasión del XVII Congreso de la Asociación de Academias de la Lengua Española (Asale), que se celebra en Quito hasta este miércoles 13 de noviembre, el presidente de esta entidad y director de la Real Academia Española, Santiago Muñoz Machado, llegó a esta ciudad para celebrar también los 150 años de la Academia Ecuatoriana de la Lengua.
“Hemos tratado muchos temas, entre otros, la Guía panhispánica de lenguaje claro y accesible, que pretende orientar sobre cuáles son los criterios que deben emplear las instituciones, las autoridades, los parlamentos, los gobiernos, las administraciones, la justicia y todas las grandes empresas de servicio al público cuando se dirigen a los ciudadanos, para que estos entiendan las decisiones que los afectan”, informa el jurista, académico y escritor.
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Para la RAE, asegura Muñoz Machado, es muy importante la comunicación de las entidades oficiales con el público. “Nos preocupamos de que esto sea así, porque es un derecho de los ciudadanos comprender qué es lo que les dicen, para poder cumplir, pero además, para ejercer su derecho a no cumplirlo si creen que es ilegal, contrario a la Constitución, abusivo, es decir, para poder ejercer otros derechos”.
Así, se ha formado una red prehispánica del lenguaje, en la que están involucradas varias instituciones de Ecuador, comprometidas en usar la lengua más clara posible. “Hablamos la misma lengua, sin perjuicio de que los acentos no sean los mismos, de que la fonética no sea equivalente y de que exista una riqueza léxica diferente; en lo esencial, es la misma lengua hablada con variantes, de modo que nosotros defendemos la unidad de la lengua para seguir entendiéndonos, pero también la variedad lingüística de cada geografía. Esa es nuestra misión”.
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Una de esas expresiones de diversidad es el Diccionario académico de ecuatorianismos (DAE), presentado ayer por la Academia Ecuatoriana de la Lengua, con más de 10.000 palabras y expresiones recopiladas por la Comisión de Lexicografía de la AEL. “Lo acabo de ver (...), es un trabajo formidable”, comenta el andaluz, quien es, además, miembro de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas. En su opinión, volúmenes como este buscan la conservación del habla regional.
Durante la jornada del miércoles 13 también se presentaron la segunda edición del Diccionario panhispánico de dudas y la Nueva gramática de la lengua española (NGLE).
El XVII Congreso de Asale ha sido organizado en colaboración con la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR), la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (Aecid) y la Secretaría General Iberoamericana (Segib).
La RAE y los neologismos: ‘No nos duele incorporarlos’
La lengua española, sostiene Muñoz Machado, siempre ha acogido palabras que proceden de otros idiomas “y lo ha hecho con toda naturalidad”. Ha sido así desde los momentos fundacionales de esta lengua, indica, en los siglos XI y XII. Este mestizaje ha sido continuo a lo largo de la historia; en algún momento primaron las palabras derivadas del francés (siglo XVIII) o del inglés, en la actualidad.
“Da la impresión de que el inglés nos está invadiendo”, observa, “tenemos muchas palabras inglesas, pero no nos duele incorporarlas, al contrario, creemos que nos enriquecen, sobre todo cuando sirven para designar situaciones para las que no tenemos palabras en nuestro idioma”. “Cuando tenemos palabras en nuestro idioma… es un poco tonto utilizar ajenas”. Algunas de estas formas extranjeras se españolizan, otras se usan con su grafía y pronunciación original. De una u otra forma son válidas, confirma.
Este ha sido también el siglo en que la RAE, como muchas otras instituciones, ha llegado a las redes sociales y a la interacción en tiempo real con los usuarios. “Las nuevas tecnologías no nos han pillado desprevenidos, nos han hallado atentos para adaptaros y la Academia ha utilizado la tecnología digital desde nuestro diccionario, disponible en la red que utilizan cantidades muy grandes de ciudadanos, hasta el servicio diario de atención a las dudas lingüísticas que plantean los hispanohablantes”.
Además, está incursionando en programas de inteligencia artificial, no por seguir las modas, aclara Muñoz Machado, sino por conciencia de que la IA es “un fenómeno imparable” que va a ayudar a mejorar el trabajo. El director ha impulsado el proyecto Lengua Española e Inteligencia Artificial (LEIA), enfocado a instruir a las máquinas y a usar ese potencial para luego educar a los humanos en el uso del idioma español.
¿Cómo se educa a las “máquinas que hablan”? “Procurando que los modelos de lenguaje, que son las grandes bases de datos que utilizan las máquinas para contestar a las preguntas que les hacemos, estén curados, que no tengan sesgos, que no discriminen a las personas por el sexo, la edad, la condición familiar, el origen geográfico; y que no tengan desviaciones del canon lingüístico, es decir, que no atropellen la razón lingüística y que se acomoden a las maneras de hablar que han canonizado las academias de la lengua”.
En el mundo hay cerca de 600 millones de hispanohablantes, y va en aumento, aunque Muñoz Machado observa sin alarma que ese crecimiento podría desacelerarse en los próximos 10 o 20 años. Se muestra optimista. “Está muy firme, el español es una de las lenguas más usadas en internet”. (F)