Magia, terror y suspenso son los componentes de la película ecuatoriana Chuzalongo, que llegará a las salas de cine el 31 de octubre. Se trata de una cinta basada en la leyenda del chuzalongo, un ser fantástico que supuestamente merodea en los campos de la costa y sierra del Ecuador, acosando a las mujeres o fulminando a quien se le cruza. El mito tiene varias versiones, según el origen del que cuenta su experiencia.
En esta película, más que ofrecer su propia interpretación, su director y escritor quiere dejar una reflexión necesaria: la importancia de conocer y retransmitir las historias que han moldeado nuestra visión como sociedad.
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“A mí me ha interesado mucho hacer películas acerca de las leyendas y tradiciones de nuestro país. He sentido mucho que las leyendas se están perdiendo, que las nuevas generaciones ya no están escuchando este tipo de historias. Ya no se las cuenta como antes se contaba antes, que los padres la contaban a los hijos, o los abuelos a sus nietos. Eso ya no está pasando eso. Me interesaba mucho tener una película que hable acerca de las leyendas para de alguna forma reactivar esta tradición muy ecuatoriana”, explica el cineasta Diego Ortuño, creador del filme.
El chuzalongo de Ortuño es una especie de “vampiro andino”, que se alimenta de la sangre de las mujeres que lo rescatan en tierras agrícolas. Él primero se les aparece como un niño perdido que les despierta el instinto materno y las convence de llevarlo a sus casas donde acaba con ellas. La violencia tiene un trasfondo que solo el espectador puede desenredar una vez que se adentre en el mito. La trama está ambientada en el año 1895, en plena revolución liberal.
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La historia del cineasta empezó a gestarse en el 2018, aproximadamente, cuando Ortuño comenzó a escribir el guion. Desde entonces ha recibido asesorías y pasado por varia instancias hasta recibir un fondo de coproducción. También se ha proyectado en festivales selectos; incluso fue seleccionada para representar a Ecuador en los Premios Goya y Premios Forqué (ambos de España).
“Hubo muchos momentos muy complicados. Desde que empiezas a hacer la producción necesitas recursos para que empiece la gente a interesarse por el proyecto... Al principio te encuentras con un montón de puertas cerradas. Luego de seis años tenemos la película terminada, pero de cada 10 puertas que uno golpea, nueve las cierran. Conforme nos acercábamos a la época de grabación, cada vez más gente se interesaba. Pero hubo un montón de problemas en los últimos días antes de filmar. Hubo un momento en que tuvimos que suspender el rodaje y ese fue el momento más oscuro en todo el proceso”, cuenta Ortuño.
En una luz más positiva, el director recuerda que mientras escribía el guion fue imaginando los rostros de los personajes y, con ello, tomando contacto con las personas que se volvieron sus actores principales. El filme ostenta elenco internacional, con la incorporación del reconocido actor peruano Bruno Odar, al lado de los ecuatorianos Wolframio Sinué, Alex Cisneros, Fernando Basilio, Mónica Mancero.
Además se destaca la inclusión de artistas indígenas debutantes, como Toa Tituaña, Yuyak Guitarra, Lenin Farinango y Sisa Farez, además de nuevos talentos como Karla Gómez y Gael Ortuño. “Fue una experiencia muy única, porque para actuar en la escuela te enseñan lo más básico, o lo haces por un hobby. Pero hasta para ser extra aquí tienes que darlo todo... Creo que cuando tienes la primera vez para hacer cualquier proyecto tienes miedo o no sientes capaz, pero caí en este equipo donde todos han sido buenas personas y han creado un ambiente muy cálido que espero repetirlo en otro espacio”, reconoce Tituaña.
La importancia de llevar leyendas ecuatorianas al cine
Diego Ortuño espera que este título sea el puntapié para despertar al ‘monstruo’ de la curiosidad por los elementos fantásticos que definen nuestra cultura.
”Tenemos que seguir transmitiendo nuestras leyendas y tradiciones a las nuevas generaciones. Veo hacia otros países, como por ejemplo México, que también es latinoamericano. Es un país muy parecido a nosotros, pero su fiesta del Día de Muertos es un símbolo mundial. Han sabido aprovechar y han valorado lo que tienen para convertirlo en una gran festividad mundial. Digo esto porque la película también transcurre durante la época de difuntos. Nosotros también tenemos tradiciones de Día de Difuntos lindísimas y no las explotamos desde los puntos de vista ya sea cultural, ya sea comercial, o como una una herencia que nos vamos dejando”, reflexiona el director.
Y eso no es suficiente, siempre vale la pena ver en gran pantalla una película nacional para dejarse cautivar por su fotografía, en especial si incorpora paisajes y naturaleza. Todo esto sumado a la magia y la fantasía que propone su realizador, puede ser un título de gran interés para muchos. (E)