Daniela Creamer, desde el Festival de Cannes, para EL UNIVERSO
“El dinero nunca me ha importado para nada. Lo fundamental en la vida son los amigos, porque no te abandonan”. Así dejó bien asentada su posición el legendario cineasta Francis Ford Coppola ante una masiva rueda de prensa, luego del estreno la noche anterior de su esperada obra autofinanciada, Megalópolis, en Cannes.
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Un apasionante y ambicioso proyecto que tomó varias décadas de obsesión de su director y el cual ahora divide a la crítica, garantizando que Coppola estará en boca de todos dentro y fuera de la Croisette.
La película que abarca temas como sociología, política, medicina, ciencia ficción, el futuro y la física tuvo su debut más anticipado en el prestigioso Festival de la Costa Azul, luego que su director invirtiera 120 millones de dólares de su propio dinero, financiando el proyecto tras vender parte de su patrimonio vinícola.
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Al igual que con Apocalypse Now, hace unos 45 años, Megalópolis llegó envuelta en polémica por ser una producción turbulenta y con dudas sobre su atractivo.
“No me importa. Nunca me importó. Me arriesgué con la película. Además, no tengo problemas con las finanzas. Mis hijos, sin excepción, tienen carreras maravillosas sin mi fortuna. No la necesitan. Así es como sentí que debería ser la película, y yo estaba pagando por ella”, manifestó.
Sobre el proyecto ya terminado, luego de años de planificado, y recibir el día de ayer una ovación en pie por parte del publico, el cineasta dio su respuesta: “Te llenas de alivio y de una alegría suprema”, exclamó. “La política de hoy permitió que la película fuera más relevante de lo que podría haber esperado, dada su forma de alegoría de la caída de Roma”, prosiguió.
Megalópolis es una fábula ambientada en un Nueva York futurista sobre un arquitecto (Adam Driver) con una visión grandiosa de una metrópolis más armoniosa, con la capacidad de manipular el tiempo.
Aunque está ambientada en el futuro cercano, la cinta se inspira en una épica ciudad romana, donde el personaje principal se llama César, y el Nueva York de la película tiene un moderno Coliseo.
Complementado con el elenco estelar, que incluye a Aubrey Plaza como una ambiciosa periodista, Giancarlo Esposito como el alcalde, Laurence Fishburne como el chofer y narrador, y Shia LaBeouf como el primo Claudio. ”Tenía una visión que le molestaba no expresar”, dijo Voight.
“Tenía que hacerlo. Tomó todos los riesgos para eso, reunió a actores valientes, nos observaron, nos animaron, nos educaron, se preocuparon por todo. Fue magnífico ver surgir las cosas que lo impulsaban”.
“El papel del artista es iluminar la vida contemporánea”, dijo Coppola, quien recordó a Joseph Papp diciendo esto: “Eso es lo que creo que todos los artistas deberían hacer”.
A pesar de que la película aún no encuentra distribución en Estados Unidos, Coppola reconoció que el mercado está cambiando: “Nuevas empresas como Amazon, Apple y Microsoft tienen mucho dinero, por lo que es posible que los estudios que hemos conocido durante tanto tiempo no estén aquí en un futuro”.
Coppola admitió que con el tiempo podría hacer una reedición de Megalópolis. “A menudo reedito mis películas porque son de mi propiedad. Si alguien pregunta por qué soy dueño de Apocalypse Now, la respuesta es que nadie lo quería. Entonces si hay una manera de hacerla un poco mejor, lo intentaré”.
Y añadió que también existen películas que nunca tocaría como The Conversation o The Godfather, aunque habría una escena que podría agregar algún día.
Megalópolis desafía experimentalmente las convenciones cinematográficas, tal como expuso en su libro Live Cinema and its Techniques. Y está dedicada a su recientemente fallecida esposa, Eleanor Coppola. Muy complacido, Coppola, ganador de cinco premios de la Academia, concluyó: “Cuando muera, tendré que decir esto: Pude ver a mi hija ganar un Óscar, hice vino e hice todas las películas que hice. Cuando muera no lo notaré”. (E)