Eduardo Sacheri: Escribir ficción es reflexionar sobre la vida en general

Eduardo Sacheri escribe para estar en calma con el mundo, ve en el arte una manera de encontrarle sentido a lo que sucede a su alrededor. Para él escribir es una prolongación de la lectura.Su profesión de historiador funciona como plus para contextualizar sus novelas, donde los personajes se desarrollan en medio de una época saturada por la política, sociedad y de más.A pesar de ver con admiración una etapa de su vida marcada por un Óscar, prefiere hablar de sus nuevas entregas literarias, Lo Mucho que te amé (2019), por ejemplo. Una novela que relata el amor en silencio que lleva Ofelia, una mujer enamorada del novio de su hermana menor.Huye de las etiquetas y disfruta de la evolución del escritor. Sacheri, quien fue uno de los invitados de la sexta edición de la Feria Internacional del Libro de Guayaquil , comparte detalles de su obra literaria.Como todas las etiquetas tiene un lado bueno y un lado malo, el lado bueno es que permite que gente, que no te tiene tan presente (a uno y a su obra), a través de una historia tan conocida como fue el Secreto de sus ojos , eventualmente muestra interés en tu trabajo.El lado negativo es el hecho de situarte en algo que transcurrió ya hace una década cuando uno ya está proponiendo nuevos libros, nuevas películas que tienen que ver más que ver con el autor hoy en día, no porque el autor de hoy en día sea mejor, sino que no es la misma persona que era diez años atrás.A veces esos sucesos de éxitos tan marcado tienen como esa doble carga, una positiva y una negativa.Yo creo que en estos años me he ido sintiendo más seguro como autor y creo que cuando uno se siente más seguro expresa menos y deja más cosas al camino de los lectores, creo que hay como un retiro parcial, un despliegue parcial, que favorece la comunicación con los lectores, que creo que termina favoreciendo al libro. Lo mucho que te amé se encuentra a la venta en Mr Book a $14,50 En general es una experiencia que me resulta gratificante, me resulta interesante. Siempre me involucro en la escritura de los guiones, no me limito a vender los derechos de mis libros... pasó con Papeles en el viento , pasó con La Noche de la Usina , que es mi última novela llevada al cine, porque me da placer que suceda pero al mismo tiempo me parece que ciertos elementos esenciales como mis personajes, aún más que la historia de los personajes que estoy contando, se respeten a la hora de proponer una película.Tenía ganas en esta novela de profundizar en los sentimientos de amor de un personaje, profundizar en las cuestiones del deseo, la fidelidad, la moral, y creo que todas las personas estamos sometidas a esos desequilibrios, entre lo que se supone se espera que sintamos o deseemos y eventualmente lo que el corazón de cada persona dicte. Y eventualmente cuando nuestros sentimientos no se adaptan a la moral circundante, eso produce tensión y desequilibrios. Tenía ganas de indagar en esa desafinación, en esa discordancia que le da a muchas personas.Yo creo que hoy en día 2020, las sanciones morales, las vigilancias, las persecuciones con respecto a quienes piensan diferente o quienes actúan diferente, todavía hoy son tan marcadas. Me parece que hace 60 0 70 años, esta época como la que describe la novela, esas persecuciones eran todavía peores, y eran peores con las mujeres que con los hombres.Entonces, me da la sensación de que mi personaje, en el silencio, en el secreto, en el ocultamiento encuentra al menos un pequeño margen de libertad precisamente de protección... creo que a veces el silencio, el secreto pueden ser ámbitos donde preservar un cierto margen de libertad personal.Me lo consultaron más de una vez y a lo mejor quedaría bien de mi parte aludir a una referencia Shakesperiana, pero no. Me gustó el nombre, me gustó jugar con que una de sus hermanas se llamase Delfina y el casi anagrama que hay entre Ofelia y Delfina.Me parecía más interesante como personaje, el personaje sometido a más tensiones en esta historia, a más peligros, a más dudas, a más sanciones morales. Por eso el personaje de Ofelia me resultaba más interesante que el de los hombres de su vida.La primera persona es producto de una maduración en el reconocimiento del personaje. Es una de las experiencias más lindas como autor, cuando sentís que estás metamorfizado en alguno de tus personajes y que hay un falseamiento en esa metamorfosis.Escribir ficción para mí es reflexionar sobre la vida en general, sobre la vida de verdad, nuestras emociones y sentimientos reales. Nuestras culpas reales o cómo nos plantamos frente a esa culpa...Yo creo que el ser historiador te ayuda a no desafinar tanto en la construcción de una época y de un contexto social creo que te ayuda a poner elementos más sólidos. Ofelia no está plantada como una chica de vanguardia de su tiempo, pero sí está en una posición un poco más ventajosa dentro de su tiempo. Vive en una gran ciudad, tiene una familia económicamente sólida, en una clase media con afanes de progreso, hay elementos que sí bien no son suficientes, son favorables para el desarrollo personal de esa chica, de hecho, mi propia madre vivieron en esa época con un contexto social de esa índole que indudablemente les abrió muchas puertas que a muchas otras chicas de su generación no se les abrieron, a nivel educativo y hasta sentimental.Bueno yo creo que sí, y en el caso puntual de la Argentina... hace muchos años el peronismo marcó como dos facciones, entre los que amaban a Perón y los que lo odiaban... hoy en día, 70 años después, ha cambiado ligeramente el contenido, esa dicotomía, pero ligeramente...El peronismo y sus formas actuales siguen suscitando esas adhesiones casi religiosas y estas reprobaciones también absolutas. Entonces, me dio ganas de ir al telón de fondo de mi historia, eso que vivían esos chicos jóvenes, los protagonistas.Estuve escribiendo bastante, por suerte. Tengo una novela nueva que se publicará en argentina en mayo o junio del 2021. Largo pétalo de mar, de Isabel Allende; Mandíbula , de Mónica Ojeda, "me gustó mucho, me pareció muy bueno. Lo escuché como audiolibro"; Temporada de huracanes , de la mexicana Fernanda Melchor; Algún día te mostraré el desierto , de Renato Cisneros; La ridícula idea de no volver a verte , de Rosa Montero. (I)

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