El interés de la temida reina Victoria del Reino Unido (1819-1901) por la cultura de la India y la despreocupada personalidad de Abdul Karim, el sirviente que se convirtió en una de las pocas personas más cercanas que tuvo hasta su muerte, fueron los ingredientes necesarios para que naciera la amistad más fuerte y criticada de toda la monarquía inglesa.