Que el terror a su padre se haya convertido en el camino para hacer literatura es una de las anécdotas de la noche. Mario Vargas Llosa narra sus intimidades. Cuenta el miedo que le generaba ese hombre ausente, escaso de afectos, que solo apareció de manera sorpresiva cuando tenía casi 10 años y que hasta entonces creía muerto por una mentira piadosa que buscaba alivianar en algo la vergüenza que sentía su madre en la Arequipa que condenaba a una mujer abandonada.