Está sentado sobre una silla metálica. Las patas cromadas de la silla brillan, aunque no más que la elegancia y porte de don Estuardo Maldonado Aguayo, artista ecuatoriano, que luce un terno impecable color caqui, una camisa verde claro abotonada hasta el cuello, zapatos negros bien lustrados y medias del mismo color. Su cabeza lleva una cachucha negra. No usa corbata. Su rostro dulce parece contagiar a todos. Camina unos pasos y se encuentra con algunas mujeres que trabajan en el montaje de su obra y pide que le tome fotos con ellas.