Antes de que los sets de grabación y los estudios de televisión formaran parte de la vida de Miriam Murillo, una rebelde guayaquileña que estudiaba medicina en la Universidad Estatal, se fugaba de clases para asistir a los cursos de actuación del grupo El Juglar. Era el año 1980 y entonces desconocía el amor que nacería en ella por el teatro y la actuación.