Vicente Lecaro ha puesto de luto a Barcelona Sporting Club y a todo el balompié nacional con su lamentable deceso, ocurrido este miércoles. Uno de los más extraordinarios zagueros en toda la historia del club canario falleció a los 87 años (nació en Guayaquil el 19 de abril de 1936), 15 de ellos como jugador canario en los antiguos campeonatos profesionales de la Asociación de Fútbol del Guayas, el torneo ecuatoriano y en la Copa Libertadores. En todos esos certámenes, y con la Selección y en la Copa América, Lecaro dejó testimonio de su valía futbolística.
“El mejor zaguero central que ha producido el balompié ecuatoriano.Paseó su clase por toda América luciendo su accionar seguro, atlético y elegante. Sacaba el balón bien tratado desde su propia área, imponiéndose en el juego por elevación gracias a su formidable coordinación de tiempo y distancia para saltar en el momento justo y a su privilegiado físico”, es la descripción que se hace de Lecaro en el libro El fútbol ecuatoriano y su selección nacional, publicado en 1998 por el periodista e historiador Mauro Velásquez Villacís. “Pudo jugar en cualquier equipo del mundo”, dijo de Lecaro Alberto Spencer en 1991.
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La eternidad de la Cortina de Hierro
Lecaro encarnó al barcelonismo –hasta convertirse en uno de sus mayores símbolos– no únicamente por su asombrosa solvencia como defensor, sino también por su pundonor y por su bravura para defender la camiseta amarilla. En varios de los capítulos más sensacionales escritos por Barcelona, en épocas en que los salarios de los jugadores y las transferencias no aseguraban ningún futuro, Lecaro tuvo un protagonismo estelar.
Ídolo del ídolo
Fue tan querido por la afición canaria que en mayo del 2005 Lecaro fue elegido por los lectores de Diario EL UNIVERSO como el mayor ídolo de Barcelona cuando se celebraron 80 años de fundación del club. En aquel entonces, a través de cupones depositados en las ánforas ubicadas en las agencias del Diario, y mediante el envío de numerosos correos electrónicos procedentes de todo el país y de diversas partes del mundo, seguidores de distintas edades (86 años, el mayor; 10 años el más joven) votaron por los jugadores toreros que, según sus respectivas preferencias, fueron sus mayores ídolos. Lecaro ganó la encuesta, seguido de Sigifredo Agapito Chuchuca.
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Barcelona lo fichó el 19 de junio de 1954 y su debut en primera división se produjo el 27 de junio de 1957, en el estadio Capwell, en una victoria 3-1 sobre Nueve de Octubre. Fue durante catorce temporadas inamovible en Barcelona, equipo con el que Lecaro disputó 336 partidos oficiales, consiguió cuatro títulos en los torneos de la Asoguayas (1961, 1963, 1965 y 1967) y cuatro coronas nacionales (1960, 1963, 1966 y 1970). Jugó desde 1961 la Libertadores por Barcelona.
En 1962 reforzó a Emelec en el mismo certamen y fue uno de los actores principales de aquella inolvidable victoria de los eléctricos por 7-2 frente a Universidad Católica de Chile. En la Selección participó en las eliminatorias para las copas del mundo de 1962, 1966 y 1970 y en las ediciones de 1959 y 1963 de la Copa América.
La Cortina de Hierro
De su paso por Barcelona Lecaro le dijo una vez a EL UNIVERSO: “En mi época todos amábamos la camiseta y dejábamos la vida por ella porque llevábamos en nuestros hombros una herencia gloriosa. Barcelona era un ídolo nacional y tenía una afición inigualable, incondicional”.
El célebre Ministro Lecaro integró varias líneas defensivas de Barcelona, pero hay dos de ellas que fueron de antología. “Con la llegada del técnico uruguayo José María Chema Rodríguez y el fichaje de Miguel Bustamante nació la Cortina de Hierro. Luciano Macías pasó a jugar de cuarto zaguero; Lecaro seguía siendo la columna central, mientras que Alfonso Quijano y Bustamante eran los marcadores de punta. De Barcelona pasaron a la selección que jugó la clasificatoria al Mundial Inglaterra 1966″, recordó en el 2021 el periodista Ricardo Vasconcellos Rosado en su columna Reloj de Arena, en EL UNIVERSO. Inolvidables: Quijano, Lecaro, Macías y Bustamante.
Agregó el historiador: “Un poco menos de cinco años duró la famosa defensa del Barcelona y la Selección. Su vigencia en el imaginario popular es eterna pese a la obcecación y monomanía de alguna gente que usa micrófonos o pantallas para exponer su necedad”.
Hazaña de La Plata
La otra defensa memorable de Barcelona tuvo a Lecaro como uno de sus miembros de lujo le dio al cuadro del Astillero el campeonato nacional de 1970, en 1971 la clasificación a semifinales de la Copa Libertadores –en la primera visita de un conjunto de Ecuador a es fase– y una victoria fantástica que aún emociona y se recuerda en todo el planeta: 1-0 sobre Estudiantes, vigente tricampeón de América, de visita. Se trata del hecho que la prensa de Argentina bautizó como la Hazaña de La Plata.
En 1969 llegó el central uruguayo Édison Saldivia. Con ese fichaje Macías volvió a su posición de marcador y se formó una retaguardia que llegó a adquirir justificada fama: Walter Cárdenas, Lecaro, Saldivia y Macías, que tuvo su momento de máximo esplendor el 29 de abril del 1971 en La Plata, cuando dejó en cero goles a Estudiantes y defendió a muerte el gol de Juan Manuel Bazurko, el sacerdote español que reforzó a Barcelona.
Lecaro, incomparable
Sobre Lecaro y la posibilidad perdida de haber jugado en Peñarol esto contó Ricardo Vasconcellos Rosado el 17 de abril del 2021, en EL UNIVERSO: “En 1962 los dirigentes del club mirasol le pidieron información a Alberto Spencer sobre Lecaro para incorporarlo a sus filas. Alberto me lo contó en Nueva York, en el 2001: ‘Les dije que Vicente Lecaro era un defensa que podía jugar en cualquier equipo del mundo y que además era un caballero y gran profesional’. En 1963 el presidente de Peñarol, Washington Cataldi –testimonio de Spencer– empezó las tratativas para llevar a Lecaro a Uruguay. Los dirigentes de Barcelona pidieron $ 50.000, dos jugadores de Peñarol y un partido amistoso en Guayaquil con toda la taquilla para los toreros. Allí se frustró el pase de un jugador que estaba destinado a brillar mundialmente”.
Leyenda. Símbolo. Crack eterno. Alma y corazón de Barcelona. Todo eso fue Vicente Lecaro Coronel (1936-2023). Por ello Mauro Velásquez escribió: “Ni en su club, ni en el seleccionado, se ha podido encontrar un reemplazante que haga olvidar al formidable zaguero”.
(D)