Siempre que el Balón de Oro no es entregado a un futbolista del Real Madrid es “un escándalo”, “una vergüenza”, “un robo”, algo realmente intolerable que desata la ira de los dioses blancos. El madridismo se enfada (siempre está enfadado). No obstante, nunca Troya había ardido tanto como en la última edición, ganada -y bien ganada- por Rodri, sin luz de ventaja sobre Vinicius. La cólera del Madrid fue de una dimensión que, por unos días, eclipsó mediáticamente la guerra de Ucrania, la devastación de Palestina y las elecciones de Estados Unidos. Finalmente, después del terremoto que armó el Real Madrid por la no entrega del Balón al brasileño, llegó la paz. Gianni Infantino, esa calva celestina que todo lo compone regalando una sonrisa, una sede mundialista, un galardón, hizo entrega del premio The Best 2024 de la FIFA al extremo merengue. Y aplacó la ira madridista.