Quienes piensen que el fútbol no tiene lógica están obligados a creer que la selección española ganó el Mundial de Sudáfrica 2010 por obra y gracia de las predicciones del pulpo Paúl, que con sus movimientos lentos y torpes partido a partido enrumbaba el destino de los españoles. Muchos creyeron que eso les permitió temporizar el futuro. Por ende creerán que también la muerte del famoso pulpo en octubre de 2010, en su estanque del acuario Sea Life, en Alemania, no ha permitido que la Roja disfrute de una nueva copa desde ese entonces.