No es por el exorbitante precio de su transferencia del Brighton al Chelsea ($ 146 millones, pagados en agosto anterior) ni su depreciación actual; tampoco por la eficacia de su juego, su aporte defensivo u ofensivo, la certeza de sus pases o su llegada al área para asistir o convertir. Moisés Caicedo es la nada gigante, tan inmenso como los millones pagados por él. La prensa inglesa no cesa de emitir los más duros calificativos para referirse a su rendimiento ineficaz y estéril. Y las cifras avalan a sus críticos. Veámoslo.