El Club Sportivo Independiente Rivadavia, de Mendoza (Argentina), acaba de ascender a la primera categoría del fútbol de su país, luego de 21 años. La noticia, aparentemente, no tiene ninguna trascendencia para el balompié de Ecuador, a menos que se revise la historia, esa ciencia que tanto detestan los bisoños comentaristas de hoy porque implica voluntad, dedicación, paciencia y mucho tiempo para examinar viejos diarios y revistas (ese tiempo que requieren para manejar sus celulares y tipear en los buscadores persiguiendo fórmulas tácticas para evitar el gol, el propio y el del rival).