Ecuador rompió una vieja norma: nunca hasta ahora nadie le había ganado al equipo local el partido de apertura en la Copa del Mundo. Y lo hizo con solvencia y casi con comodidad, con tres goles rápidos, el primero de los cuales envió al limbo el árbitro del VAR de turno, que encontró un off-side con una minuciosidad que me atrevo a calificar de fundamentalista.