Un mensaje en Facebook me trajo al recuerdo un suceso memorable en la historia del fútbol ecuatoriano y la de la Copa Libertadores: la primera victoria de un equipo nacional y el primer tiro penal atajado en ese certamen, hoy superpoblado. Todo ocurrió en la tercera edición, cuando solo jugaban los equipos campeones de cada país, lo cual garantizaba un alto nivel de calidad. Eran tiempos en que Europa no se llevaba a las figuras jóvenes, hoy en que, a veces, son fichados sin que debuten en la categoría mayor, vaciando a los clubes sudamericanos antes poderosos.