El espectacular Metro de Doha llega a los ocho estadios mundialistas. Su nivel de confort, comodidad y modernismo es de asombro. Se construyó para el magno torneo futbolístico, pero ya lo utilizan diariamente 600.000 personas, en especial para ir a sus trabajos. Forma parte del vasto plan de desarrollo nacional de este mínimo territorio que busca convertirse en un polo empresarial y financiero. Todo está calculado. Hasta aumentar la población local. De los 2.650.000 habitantes actuales, menos del 20 % son nacionales. En veinte años el mapa humano cambiará radicalmente, los hijos de los cientos de miles de inmigrantes serán cataríes nativos y los porcentajes se invertirán. Como se han invertido cientos de miles de millones de dólares provenientes de ese mar de petróleo y gas que subyace bajo la arena del desierto. Lo que hasta hace treinta años era un páramo de dunas con tiendas y camellos es ahora un fenomenal centro de oportunidades de negocios y prosperidad. La plata está en la calle, se ve en las autopistas, en los hospitales, en las escuelas, en el parque automotor, en el consumo, en el nivel de vida general. Y en cuarenta años, cuando se agoten los hidrocarburos, será un país muy avanzado que vivirá de sus inversiones.