Un futbolista ecuatoriano se jugaba el boleto a la final de la UEFA Champions League 2010-2011, nada más ni nada menos. ¿El rival? El Schalke 04, al que en el partido de ida el mismo jugador ya le había ganado por 2 a 0. Así, el encuentro de vuelta significaba un mero trámite para el Manchester United de Sir Alex Ferguson.