El coronavirus ha metido la cola en todos los ámbitos sociales, causando muerte y miedo. Lo primero es proteger la vida, claro; luego vendrá el reporte de pérdidas, porque el mal está destrozando el aparato productivo de muchas industrias y, si se prolonga demasiado, esto generará un drama posterior: depresión, desocupación y pobreza. Hay una centena de países en cuarentena, con cierre de fronteras o circulación limitada. La orden es quedarse en casa, hacer teletrabajo. Un sinnúmero de actividades está paralizado o casi. Fuera del turismo, un rubro noqueado por la pandemia, otro segmento que ha recibido una paliza es el del entretenimiento, y entre ellos, el rey: el fútbol, que moviliza a miles de millones de personas anualmente.