A veces (¿o siempre?) pecamos de impacientes. Nos rebela hasta la exasperación que el “cirujano mayor” haya dejado pasar dos años y que el cáncer de la corrupción que prometió extirpar se mantenga vivo y las fortunas mal habidas, intactas. Cuidado se oxide el instrumental quirúrgico y el quirófano se quede sin luz. Le reclamamos a la locuaz secretaria del Deporte por el deplorable manejo de las ayudas a los atletas nacionales y no reparamos en que ella, por lealtad, no hace mención de los antecedentes. Eso es lo que le dejó Las manos del Ecuador después del asalto al COE y a las federaciones ecuatorianas por depórte, y al igual que el exministro, ella no tiene ningún conocimiento ni experiencia de administración deportiva.