Para los que vivimos el primer Campeonato Nacional de Fútbol es difícil aceptar que han pasado ya 60 años desde que atestiguamos alegrías y tristezas en las gradas del viejo estadio George Capwell, cuna de nuestros sueños futboleros iniciales. Fue allí donde vimos por vez primera, en 1952, una cancha verde, rodeada de un público eufórico que llenaba el escenario para ver a los astros del inolvidable Río Guayas –Valentín Domínguez, el Tano Spandre, Mourín, Caruso, el Loco Padrón y Juan Deleva– frente a los cracks de Santa Fe de Bogotá, uno de los reyes de la mítica época de El Dorado, que traía en sus filas a los argentinos Ángel Perucca –centro medio al que apodaban el Portón de América– y al exquisito René Pontoni.