Aunque ustedes no lo crean, esta historia no olerá mal. Confieso que este elogio y visita al wáter se me ocurrió la otra noche cuando tuve la urgencia de uno. Así uno se inspira en el mundo de las letras. Se ha escrito muchísimo sobre el baño, ese lugar sagrado al que todos acudimos. Lo que este cronista quiere contar es que la función del retrete no tan solo es evacuativa. Porque en ese recinto se dan otras actividades dignas de mención –y de micción también—.