Obispos provenientes de todo el mundo, entre ellos los ecuatorianos Antonio Arregui, arzobispo de Guayaquil; Julio Terán, quien administra interinamente la diócesis de Santo Domingo; y Jesús Esteban Sádaba, quien se desempeña como vicario apostólico en Coca, conmemoran, con ocasión del lanzamiento del Año de la Fe, la apertura del Concilio Vaticano II, que busca dar, 50 años después, un nuevo impulso a la Iglesia.

Ante consultas que este Diario le formuló vía correo electrónico, monseñor Arregui informó que el domingo 7 de octubre los obispos participaron con Benedicto XVI en la misa en la Plaza de San Pedro para inaugurar el Sínodo de los Obispos (unos 260 obispos y 150 expertos, representantes de otras iglesias y de varios servicios).

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Después, el jueves 11, el pontífice celebró otra eucaristía en la misma plaza, en orden a iniciar el Año de la Fe, con la presencia de los presidentes de las conferencias episcopales de todo el mundo.

Luego, los clérigos tuvieron un almuerzo con el papa en el aula Paulo VI. Monseñor Arregui expresó que durante la semana pasada los obispos ecuatorianos intervinieron en el aula general del Sínodo.

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“Sentimos la responsabilidad de aportar a este magno evento el sentir de la Iglesia que camina en el Ecuador. Se han constituido comisiones, llamadas Círculos Menores, agrupadas según idiomas. Hay dos que son de habla castellana, con 26 miembros cada uno”, dijo.

Monseñor Arregui destacó que en el segundo círculo de habla castellana resultó elegido como moderador (director de las sesiones) monseñor Julio Terán. Detalló que el horario de trabajo en estas jornadas ha sido intenso, en las mañanas y las tardes, incluido el sábado.

Ayer, los obispos celebraron los 45 años del Colegio Mexicano, centro donde residen los sacerdotes mexicanos que estudian en Roma.

“Ha sido una buena oportunidad para intercambiar ideas entre los obispos de América Latina”, dijo.

“La atmósfera es muy cordial y constructiva. Se trata de impulsar el anuncio del Evangelio en la circunstancia actual, que ofrece diversas dificultades y resistencias al mensaje de Jesucristo. Conscientes de que el Espíritu Santo es el alma de la Iglesia y la voz de Dios en cada persona, la asamblea manifiesta un sereno optimismo acerca de la eficacia de la acción de la Iglesia para ofrecer a las personas concretas, a las familias y naciones una esperanza para un mejor modo de vivir”, anotó en su respuesta.

Expresó que ha sido grato comprobar que en las universidades pontificias son bien considerados los sacerdotes ecuatorianos, entre ellos dos guayaquileños que se encuentran en estudios de especialización.

El pasado jueves se rememoró en la Plaza de San Pedro una larga procesión del 11 de octubre de 1962, compuesta por cientos de obispos que salieron de la Puerta de Bronce, a la derecha de la basílica.

Al acercarse al altar en la explanada, tomaron sus mitras (cubrecabeza que usan los arzobispos, obispos y otras personas eclesiásticas) en la mano, llevando bonetes rojos (cardenales) o púrpuras (obispos). Un himno compuesto especialmente para el Año de la Fe fue interpretado por un coro.

Esta ceremonia conmemora el momento, histórico para 1.200 millones de católicos, en el cual 2.250 obispos de todos los continentes salieron de la Puerta de Bronce, en el Vaticano, respondiendo al llamado del papa Juan XXIII a principios de este Concilio.

Según el fallecido papa Juan Pablo II y Benedicto XVI, este Concilio, el 21º en dos milenios, es la brújula de la Iglesia para el siglo XXI.