“Siempre hay que estar ebrio”. Los escritores de esta crónica vivieron bajo esa consigna que comenzó el 7 de febrero de 1864 cuando Charles Baudelaire (Francia, 1821-1866), publica en el periódico Le Figaro, su poema en prosa Embriagaos, que expresaba una subversiva forma de pensar en relación al arte y al valor asignado a sustancias que se recurre para huir del tedio.