El chisme, el cuento, el jarabe de pico es una enfermedad que no solo afecta en los barrios. Este ocupa un lugar importante en los lugares de trabajo.
Tyrone Correa, coach internacional certificado y máster en Programación Neurolingüística (PNL), quien brinda entrenamiento de coaching a gerentes y altos ejecutivos, revela que lo que más ha observado en sus análisis empresariales es el chisme en la oficina.
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“El chisme nos tiene despedazados, pero yo tengo una teoría, es más culpable el que escucha el chisme que quien lo cuenta. Lastimosamente, a nuestros ejecutivos les encanta, independientemente si son hombres o mujeres”, explica Correa.
¿Por qué el chisme tiene tan buena acogida entre los trabajadores? Según el experto en comportamiento humano, porque existe la creencia de que a través de las murmuraciones se puede tener controlado al personal.
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Por ejemplo, un superior le dice al empleado: “Cuéntame, cuéntame lo que está haciendo fulanito, con quién sale, quién lo frecuenta”.
A nivel corporativo y por la competencia entre personas se aplica también la frase ‘divide y reinarás’.
He detectado que el personal en las empresas está muy dividido. De acuerdo a Correa, lo mejor para acabar con esta plaga es que cuando vengan a contarte de alguien más lo cortes, le pongas un alto y santo remedio. Nunca más querrá tomarte como su cómplice de la cizaña.
“Gracias, pero no me interesa saber de tal persona”, sería la frase idónea para que repelas a los cuenteros de tu oficina. Haciendo esto te ganarás el respeto de los demás. Correa recalca que la línea que divide un reporte de un chisme es muy delgada, por eso hay que tener cuidado de no romperla.
Si tienes que dar a tu jefe un reporte de un compañero o subalterno debes ser muy objetivo y profesional. Será el gerente de la organización quien evalúe si sus empleados son competentes o ineficientes, los demás no tienen que opinar.