AFP
MIAMI, EE.UU..- Las organizaciones de exiliados cubanos en Miami denunciaron ayer "el ensañamiento" contra los opositores al régimen comunista durante la visita de Benedicto XVI, declarándose decepcionados porque su santidad privilegiara una reunión con Fidel Castro y no con la disidencia.

Sin embargo, líderes de grupos anticastristas aplaudieron que "se hicieran sentir las voces alternativas, los disidentes que estuvieron denunciando la represión en estos tres días". Se denunció que ayer 250 personas fueron retenidas en sus casas para evitar que asistieran a las actividades del papa.

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El arzobispo de Miami, Thomas Wenski, que organizó un tour con 300 peregrinos a la isla, defendió la misión papal en Cuba y aclaró que el pontífice no podía "hacer en un día lo que los cubanos no han podido hacer en 50 años".

En cuanto al balance político de la visita papal, figuras cubanas en el exilio expresaban opiniones diferentes sobre los resultados que pudieron conllevar los encuentros del papa con el presidente Raúl Castro y el excomandante Fidel Castro.

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'Ni sí ni no, sino todo lo contrario', tituló un enfoque del diario El Nuevo Herald, donde Marcos Antonio Ramos, historiador eclesiástico y pastor bautista retirado de Miami, consideró que tanto la Iglesia de Cuba como el gobierno de Raúl Castro salieron ganando.

Pero el analista y escritor cubano Carlos Alberto Montaner opinó que tanto la Iglesia como el régimen comunista perdieron porque nadie quedó complacido con lo que hizo y dijo el pontífice.

Montaner hubiese esperado del papa "una posición más firme y un lenguaje más claro, si tenía la oportunidad de sacudir la conciencia del país".