Gabriela Alemán disfruta de sus pasiones: escribir libros ambientada con el aroma de un buen café y de su residencia en uno de los sectores más emblemáticos de Quito, el Centro Histórico. Su casa muestra las características de esta ciudad añeja: una calle angosta, empinada y empedrada que hace juego con una fachada pintada con amarillo intenso. La escritora y catedrática universitaria está, por estos días, más emocionada que de costumbre: alista el lanzamiento de la edición ecuatoriana de su texto de cuentos Álbum de familia, impreso por la editorial Cadáver Exquisito. Será presentada este martes en Guayaquil y el 28 de febrero en Quito. Esta misma obra ya fue impresa en Perú y en Colombia. La edición ecuatoriana tendrá cambios pequeños, como correcciones o alguna modificación en el final de uno de los ocho cuentos, pero se mantiene el espíritu de su contenido.
¿Álbum de familia está escrito bajo el estímulo de un buen café?
Sí, con mucho café. El aroma del café me pone en una atmósfera idónea para escribir. Hoy, por ejemplo, estoy saboreando un rico café producido en Íntag (un pueblo minero de la provincia de Imbabura). El café y la escritura se llevan bien.
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¿Y con un buen café es también más fácil recordar el nacimiento de Álbum de familia?
Sin duda. Un buen café ayuda a volver a vivir los recuerdos. Este libro tiene ocho historias. Y muchas de ellas las quería escribir desde hace tiempo. Alguna la quise escribir como guion de cine; otra me pareció que ameritaba una novela, pero hace dos años sucedió que quise volver al género del cuento y a todas las hice cuentos: allí nació este libro.
Estas ocho historias son reales, ¿por qué las transformó en cuentos?
Son historias que están en nuestro imaginario común, como la emperatriz de las islas encantadas (Galápagos) de los años treinta; el personaje de la ecuatoriana Lorena Bobitt (célebre porque cercenó el miembro viril de su esposo, en Estados Unidos); la historia de mi padre (el diplomático Mario Alemán) que jugó en el club de fútbol América de Quito; el mítico equipo del Instituto Nacional Mejía que ganó durante siete años seguidos las competencias colegiales; la muerte del notario José Cabrera, de Machala, y otro de los mitos que escuché cuando era pequeña y que resultó ser verdadero: el Ecuador quedó vicecampeón mundial de básquetbol infantil, en 1968, entre otras historias. Todos estos temas ciertos los transformé en cuentos.
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El título del texto da la sensación de que tendría que ver con la familia de Gabriela Alemán...
Pero más que con mi familia, el libro tiene que ver con la familia ecuatoriana. La idea de Álbum de familia es que todos los ecuatorianos compartimos ciertos referentes que están ahí, que me sorprendieron. Sobre ellos nada se había escrito y tampoco se había hecho películas para que esos hechos trasciendan.
¿Y cómo fue recibido el libro entre los lectores?
Lo lindo de este libro es que primero se publicó en Perú (2009), luego en Colombia (2010) y ahora está a punto de salir en una editorial que se abre campo (Cadáver Exquisito), en el Ecuador. Y Álbum de familia va a inaugurar esta nueva editorial.
Álbum de familia es más familiar en otros lares, menos en el Ecuador...
A pesar de que me hizo mucha ilusión de que se publicara en Perú y después en Colombia y que llegara a otros públicos, yo quería que también los ecuatorianos leyeran este libro.
¿Y por qué no aprovechó que ya se había editado en Perú y en Colombia para que esos ejemplares circularan también en el Ecuador?
Por problemas aduaneros; es casi imposible traer un libro peruano al Ecuador por su costo elevado y con la editorial colombiana se complicó la cosa. Y en ese momento llegó la invitación de la editorial Cadáver Exquisito, me interesó la propuesta y aquí estamos.
¿Qué plantea la editorial?
Circular en todo el Ecuador porque en nuestro país también se da el fenómeno de que si se publica en Quito se queda en Quito y si es en Guayaquil circula en Guayaquil. Lo que quiere María Paulina Briones (ejecutiva de esta naciente editorial) es que el libro circule a nivel nacional, que llegue a otros públicos y que funcione de otra manera.
¿Alguno de estos cuentos ha despertado interés para ser llevado al cine?
Han sido por lo menos dos. Pero uno de ellos tiene relación con la muerte del notario Cabrera. Es la historia de una mujer a la que se le muere su marido y ella al abrir los cajones de un escritorio descubre que su marido tuvo otra vida, otra familia.
Es historia real y fantasía también...
Son temas que me han tocado vivir los últimos 20 años de mi vida. Yo escuchaba estas historias que a mí me sonaban a leyenda, pero me metí en los archivos y encontré que esos sucesos eran verdaderos. Y me pareció que esas historias daban más para contarlas como cuentos que como crónicas.
Me encanta el periodismo, pero el periodismo es una cosa que con el pasar de la novedad se acaba, se olvida; en cambio, la vida de un libro no termina porque circula, se presta, está en la biblioteca... La vida de un libro supera generaciones.
¿Y en dónde queda aquello de que el libro de papel tiende a desaparecer por la presencia del internet?
Creo que las dos cosas, el texto de papel y el internet conviven. Como profesora paso por lo menos cuatro horas diarias en internet, pero también escribo y leo libros de papel. Lo que cambia es el medio, pero dudo mucho de que esto, los libros de papel, vayan a desaparecer en los próximos cincuenta años. Hay otros públicos. No todos los países tienen el mismo desarrollo para el internet. No todos los ecuatorianos tenemos acceso a internet y buscamos los libros de papel.
¿Se imagina un titular noticioso que diga: Se acabó la era del papel?
Ya lo leí hace dos años en el New York Times (periódico de Estados Unidos), uno de los referentes más importantes de la prensa a nivel mundial, pero el periódico de papel sigue allí. Lo mismo se dijo cuando apareció la televisión, pero los libros de papel siguieron y la televisión buscó su espacio...
La autora
Gabriela Alemán tiene un PhD por la Universidad de Tulane y una maestría por la Universidad Andina Simón Bolívar, en Literatura Latinoamericana. Recibió una beca Guggenheim en el 2006.
Ha publicado seis libros de ficción: Poso Wells (novela), Editorial Eskéletra, 2007, 2ª. edición 2010; Body Time (novela), Editorial Planeta, 2003; Fuga permanente (cuentos), Editorial Eskéletra, 2002; Zoom (cuentos), Editorial Eskéletra, 1997 (nueve reediciones hasta el 2005) y Maldito corazón (cuentos), Editorial El Conejo, 1996.
Álbum de familia (cuentos) fue publicado por la editorial peruana Estruendomudo en el 2010 y por la editorial colombiana Panamericana en el 2011. Este es el primer libro del nuevo sello editorial Cadáver Exquisito de Guayaquil.