La abstracción y la figuración se amalgaman sobre el lienzo y la madera que utiliza como soporte para sus nuevas creaciones. Los elementos permanentes en sus trabajos son los largos y robustos tallos de los ceibos, las finas o gruesas ramas y hojas de los samanes o guayacanes, una jugosa manzana o pera en cuyo interior hay líneas indefinibles y también fragmentos de cartuchos que evocan la paz por su vasto color blanco.

A este mundo de colores y formas se retira frecuentemente el lojano Pablo Ontaneda, de 50 años, un administrador de empresas que abandonó esta de profesión hace dos años para dedicarse por completo a las artes plásticas.

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Señala que su vocación creativa es hereditaria, porque su padre, Marco Antonio Ontaneda, era pintor y escultor empírico. A sus 12 años, asegura, con sus ahorros compró una caja de óleos y empezó a plasmar sus primeros trabajos sobre lienzo. Ya a los 17 viajó a Italia y recibió diversos cursos de arte. También los ha tomado en la Universidad Católica de Santiago de Guayaquil y, mientras estudiaba administración de empresas, se inscribió en materias sueltas que eran afines a las artes plásticas.

Ha tenido influencias de clásicos en escultura, arquitectura y pintura. Dos de los pintores que más admira son el francés Paul Gauguin y el español Pablo Picasso. Sostiene que ha pintado diversas temáticas, desde retratos hasta paisajes, no obstante, tomó la decisión de concentrarse “en un solo propósito: pintar la naturaleza”.

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“A través de mi pintura quiero enviar el mensaje que nos da ella de que hay que cuidarla, respetarla. Ella nos da tantas cosas y a veces nos olvidamos de retribuirle. Con mi obra quiero inspirar a mi espectador a pensar por breves instantes en sustentabilidad”, comenta.

Pablo ha puesto énfasis en un elemento de la naturaleza: los árboles. Dice que disfruta adentrarse en los bosques, sobre todo, en la Amazonía y ver cómo se entretejen las ramas de uno con otro árbol. “A veces puedo ver una imagen en todo su conjunto y en otras ocasiones me puedo fijar solo en el detalle de cómo se mueve una determinada hoja o rama”, enfatiza.

Una obra suya surge a partir de apuntes o también de fotografías, pero al trasladarla al lienzo o a la madera trata de usar su propia imaginación para incorporarle otros elementos como burbujas o trazos abstractos. Agrega que a veces sus pinturas se inclinan hacia la abstracción, pero él se siente más cómodo con la figuración. “Y qué mejor que encontrar ambos estilos en un cuadro”, agrega el artista, quien ha residido en Guayaquil la mayor parte de su vida.

Expresa estar más a gusto trabajando en gran formato. Y las obras que presentará desde el 18 de este mes, en la Alianza Francesa de Samborondón, guardan esa consigna. Su muestra se llamará Earth (Tierra) y refleja su interés por la temática que le atrae.

El próximo 27 de junio, su pintura An african tree (Un árbol africano formará parte de una exposición que se realizará en París y que es convocada por el Premio Internacional Tokio.