La incorporación de la aerolínea LAN a las frecuencias hacia las islas Galápagos abrió expectativas de los operadores turísticos, ávidos de socios con los cuales captar a los visitantes que por miles llegan al archipiélago, hábitat de especies únicas en el mundo.

A la vez, alentó a decenas de colonos que en la actualidad enfrentan dificultades para obtener cupos subsidiados en Aerogal y Tame, las dos aerolíneas que operaban antes de la compañía de raíces chilenas, porque –aseguran galapagueños– estas priorizan a los turistas.

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Esto ocurre porque los nativos de Galápagos, debido a su condición, pagan menos por un boleto de avión que un nacional o extranjero, y no representan “negocio”, dicen los afectados.

“Si un colono paga $ 80 por un pasaje, un nacional paga 200 y un extranjero 500”, comenta Diego Padula, de la operadora turística Polimundo, que mantiene alianzas con las aerolíneas que van a Galápagos.

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LAN mantiene el enfoque en el turismo, un rubro que al año genera $ 400 millones, según Óscar Aguirre, presidente de la Cámara de Turismo de Galápagos, quien aclara que solo el 7% de esa cantidad ($ 28 millones) “se queda en las islas”. “El resto va al continente, a las operadoras y a los otros componentes del turismo”, expresa.

Para ofrecer servicios en el archipiélago, declarado en 1978 Patrimonio Natural de la Humanidad, la aerolínea adquirió un aerobús, dos buses y realizó adecuaciones en el aeropuerto de Baltra –incluida una zona VIP–, entre las inversiones visibles, cuyo costo superó el millón de dólares, señala Juan Carlos Aguirre, director ejecutivo de LAN-Ecuador.

El representante de la compañía dice que apuntan a convertirse en un aporte al desarrollo turístico de las Galápagos al abrir más frentes de servicios en las islas, que cuentan con dos aeropuertos, el de la isla Baltra y otro en la isla San Cristóbal.

En la primera terminal, donde LAN asumió una frecuencia, llegaban al menos 400 pasajeros diarios en los cuatro vuelos regulares (dos de Aerogal y dos de Tame). Ahora habrá alrededor de 100 adicionales.

Aunque aquello supone un incremento de la carga de pasajeros al sensible ecosistema del archipiélago, Fabián Zapata, director del Consejo de Gobierno de Galápagos, lo desestima. “No se está aumentando la carga. LAN ocupa una frecuencia ya concedida a Ícaro”, refiere e insiste en que la concesión apunta a mejorar los servicios

Por la sobrecarga de turistas y otros motivos, Galápagos estuvo en la lista de Patrimonios en Riesgo de la Unesco, desde mediados del 2007 hasta julio pasado cuando se revisó. Para salir se debió ejecutar planes de remediación que incluyeron una reducción de 10 mil pasajeros en el 2009, respecto al 2008.

Para la ambientalista Deborah Chiriboga la operación de una nueva aerolínea “contradice el discurso gubernamental de disminuir el número de visitantes a las islas”. “Obviamente eso no va a ocurrir”, cita.

Advierte que más turistas supone “demanda de más recursos: agua, electricidad, combustible, alimentos y, por supuesto, personal para atender a estos turistas”, manifiesta.

En tanto, un informe de la Dirección de Aviación Civil determina que la ocupación de pasajes hacia Galápagos alcanzó el 77% en el primer semestre de este año. Especifica que de 314.415 boletos ofertados, solo se demandó 242.596.

Cifras

83
Frecuencias. Aerogal, Ícaro y Tame suman ese número de rutas semanales hacia Galápagos, con destino final en los aeropuertos de las islas Baltra y San Cristóbal, según la Dirección de Aviación Civil.

120.152
Plazas. La cifra representa el número de cupos que ofrecieron esas aerolíneas entre enero y julio del 2010 en la ruta Quito-Guayaquil-Baltra, la más demandada.

91.799
Asientos. La demanda de boletos en ese periodo llegó a esa cifra, según la Dirección.