¿Quién dijo que en un solo abrigo no puede tener una prenda para toda ocasión? El cárdigan es un tipo de suéter que puede reflejar una imagen corporativa, formal o informal con tan solo cambiar de atuendo, no de abrigo.

 Debe su nombre a James Thomas Brudenell, el séptimo conde de Cardigan (en el Reino Unido). Lo popularizó porque este vestuario, originalmente tejido a mano, formaba parte de su indumentaria habitual.

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 No importa de qué material esté hecho, porque se lo puede combinar con ropa formal, casual o deportiva. Este abrigo ligero, generalmente sin cuello, puede ser confeccionado con lana o algodón, lo que lo hace ideal para climas no tan fríos, como el de Ecuador.

La prenda puede ser utilizada por hombres y mujeres, por lo que es común ver en este verano, en Nueva York, a personas que van a sus trabajos con un cárdigan para proyectar un estilo corporativo. También puede ser usado para un almuerzo ejecutivo o en familia. Para los jóvenes resulta la opción ideal que reemplaza el saco formal, sea de día o de noche. No importa cuál sea la ocasión, el cárdigan complementa cualquier tipo de vestimenta.

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Otra característica es que se lo puede combinar con varios accesorios, como bufandas, prendedores, collares o entretejidos de flores.