Llegó de Chile hace más de 50 años y a pesar de no haberse nacionalizado –su hijo Marcelo asegura que siempre quiso hacerlo, pero no hubo autoridad que lo ayudara–, Lucho Gálvez se sentía más ecuatoriano que muchos. Así lo recuerdan algunos de los amigos que compartieron con él en el teatro, la televisión y la radiodifusión.