Edna Iturralde está que salta en un solo pie. Y festeja como una de las tantas niñas que leen sus cuentos. A Edna le sobran razones para su felicidad: se encuentra ahora entre las 10 mejores escritoras de libros infantiles del siglo XX en Latinoamérica. Este mérito lo alcanzó con su obra Verde fue mi selva, libro que participó entre 151 publicaciones. Este reconocimiento (que lo recibió en febrero pasado en Santiago de Chile) fue otorgado por 27 seleccionadores de los países latinoamericanos, en un concurso promovido por la editorial SM, con el apoyo de la Dirección de Bibliotecas, Archivos y Museos de Chile. Verde fue mi selva es un libro muy querido por Edna. Cuando ella escucha este título se acuerda de sus días en la selva amazónica. La de los niños y niñas del Oriente. Se le vienen a la mente los indescriptibles atardeceres. El ruido de los ríos, el canto de las aves y los cálidos días compartidos en medio del verdor de la vegetación selvática, lo que da origen al nombre del texto.

Sus 33 libros son parte fundamental de su vida. Son su vida misma. “Son mis hijos de papel”, dice. Y, obviamente, este Verde fue mi selva pasará a ser uno de sus hijos favoritos.

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¿Qué significa este triunfo?
Es una distinción extraordinaria. Haber quedado un libro de una ecuatoriana entre los diez mejores títulos del siglo XX de literatura infantil y juvenil en Latinoamérica es una gran distinción.

¿Usted envió el libro?
El libro lo mandaron. Yo supe cuando estaba participando. Es un libro que ha sido publicado en varios países de Latinoamérica. Ya ha ganado dos premios importantes. En el 2005 logró un premio que se entrega en EE.UU. a los libros multiculturales y éticos, y otro reconocimiento fue haber sido seleccionado, entre más de 15 mil libros, de la Secretaría de Educación Pública de México. Esta entidad selecciona los textos cada dos años. Participan los libros publicados en español. Las obras seleccionadas se quedan en México para ser leídas por los niños de todas las escuelas públicas.

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¿Verde fue mi selva lo escribió para participar en algún concurso?
No. Fue publicado por la editorial Alfaguara del Grupo Santillana. Fue el primer libro de una ecuatoriana que publicó esta editora.

¿Cuál es el meollo de Verde fue mi selva?
Eso es lo que me encanta, porque a pesar de que yo me adelanté a este tema, aún sigue vigente. Se trata de la gente que vive en la selva del Ecuador y los problemas que tienen los niños. ¿Qué es lo que los niños llaman felicidad? ¿Qué sucede cuando pierden sus tierras y no pueden seguir ahí? El tema es la vida de los niños en la Amazonía.

¿Y descubrió qué es la felicidad para los niños de la Amazonía?
Sí. Y allí está uno de los cuentos. Se llama, justamente, felicidad. Su felicidad es sentirse dueños de la selva.

¿Le hubiera gustado ser una niña amazónica?
Sí, ¿por qué no? Es una vida hermosa que tienen los niños. Ahora el problema es que todas las etnias que viven ahí están amenazadas. Usted sabe que ellos no son dueños de sus tierras ni de lo que está debajo de ella.

¿Y antes no eran dueños de sus tierras?
Bueno, antiguamente, sí. Pero ahora todos sabemos los problemas que tienen y lo que está sucediendo con los huaoranis, con el Yasuní...

¿Ha variado mucho la situación de estos pueblos desde cuando escribió este libro?
Hay grupos humanos que han bajado de número. Por ejemplo, los cofán, los siona eran muchos más y los achuar han aumentado.

Su vida literaria ha sido siempre la literatura infantil, ¿por qué?
Sí, ha sido siempre la literatura infantil, ese es mi fuerte, esa es mi profesión: yo soy una escritora profesional; eso es lo que hago. No es un hobby, no es un pasatiempo, es mi profesión.

¿En algún momento se ha visto tentada en escribir cuentos para adultos?
No, no, no. A mí me encanta el desafío y escribir literatura infantil es para mí un desafío diario porque se tiene que saber escribir bien. Y esos retos me fascinan.

¿De dónde extrae tantos argumentos para sus cuentos?
Depende. De distintas cosas. Normalmente escribo temas múltiples, temas internacionales, pero la mayoría de mis títulos son libros que tienen que ver con nuestro país: las etnias, las diferentes culturas; yo saco todos estos temas maravillosos de nuestra patria.

¿El cuento parte siempre de algo real?
Cuando son cuentos multiculturales y étnicos, lo que se llama etnohistoria, que soy yo una de las pioneras en este país, entonces parte de una base real. Yo voy a vivir con las personas, con las culturas, las etnias. Yo no escribo tradiciones orales. No es que voy a pedir las tradiciones y después las escribo. Yo escucho las tradiciones, converso con las personas y utilizo todo el conocimiento que puedo obtener; además, de eso busco conocimiento que no tienen las personas, ni las etnias ni las culturas. Hago una investigación grande y entonces pongo mi fantasía. Y siempre hay aventura y siempre hay misterio y son entretenidas.

¿Cómo se escribe para los niños?
Como se escribe para los adultos. Como se escribe misterio; empezando a dejar las cosas que están sucediendo, al fin de cada capítulo hay que dejar una interrogante; se dejan pistas...

¿Y dónde le sale ese lenguaje especial con el que hay que escribir a los niños?
Porque he leído mucho. Yo leí mucho de pequeña y he continuado leyendo; he podido llegar a tener una lenguaje que es necesario para la literatura infantil. Mucha gente cree que por ser infantil el lenguaje debe ser infantil, no variado y no es así.

¿Y cómo es entonces?
Lo más importante es manejar un buen lenguaje. Los niños no son ciudadanos de segunda. Los niños son jueces más severos. La literatura infantil es importantísima porque es la única que pueden leerla todos.

¿Este ha sido el reconocimiento más grande que ha recibido?
Me emociona muchísimo porque está en nombre del Ecuador. Además, como un tema muy nuestro.

¿Cuál es el reconocimiento al que más ha aspirado?
Lo que más me gusta es la manera cómo me reciben los niños y los jóvenes en los colegios. Es lo más lindo: me reciben con flores, me aplauden. El premio más grande que uno puede tener es el calor de los lectores.

Perfil
La escritora Edna Iturralde nació en Quito, en 1948.

Ha escrito 33 libros de cuentos infantiles.

Recibió la condecoración Gran Collar Aurelio Espinosa Pólit 2008. La fundación Hoy en la Educación creó un concurso de literatura infantil para escritores noveles, el cual lleva su nombre.