Seguramente estamos hablando de uno de los vegetales más consumidos en el mundo. Aparte de ser conocido como alimento, se lo usa mucho en las industrias cosmética y fotográfica; en las primeras fotos de Louis Lumière, él usaba granos de fécula para absorber la luz. Además, como sabemos, es un producto nuestro, ya que es originario de los Andes. Existe en Lima, Perú, el Centro Internacional de la Papa (CIP).
Es un alimento que se puede cocinar de múltiples maneras. A continuación nombro las más conocidas: Papas fritas: lo más famoso de estas es que todavía sigue el debate sobre si son francesas o belgas.
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Hervidas: puede ser al natural o dentro de una sopa. También son muy ricas en una ensalada, cortadas en rodajas y añadiendo un aliño de cebolla colorada, picada fino, de cebollino y de una vinagreta a base de mostaza de Dijon.
Asadas: aquí tenemos dos maneras principales de hacerlas: la más sencilla es a la parrilla, envolviéndolas en papel aluminio y poniéndolas en las cenizas; la otra sería pelándolas, mezclarlas con un poco de aceite y páprika y ponerlas en el horno.
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Salteadas: luego de pelarlas y cortarlas en rodajas o cubos, ponerlas crudas en una sartén y dejar que se cocinen hasta que estén bien doradas.
Puré: esto, en teoría, es lo más sencillo; sin embargo, lograr un excelente puré de papas tiene sus trucos. Primero les recomiendo usar papas chauchas, lavarlas, cocinarlas en agua con sal con cáscara, para que de esta forma no absorban demasiada agua; majarlas, agregar leche, mantequilla y con cuidado de no batirlas mucho para que no se vuelvan elásticas.
Mis papas preferidas en Guayaquil: las Bernard del Mosto, las bolitas de Piazza Gourmet, las gratinadas del Club de la Unión y las papas castillo de Chez Stéphane.
¡Bon appétit!